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Mazatlán, Sinaloa.- Detrás de una persona queriéndose practicar un tratamiento o cirugía estética, siempre viene un problema de autoestima, originado por familiares o conocidos, así como el interés de “encajar” en la sociedad por los modelos a seguir de las redes sociales, e incluso de la narcocultura como son las llamadas “buchonas”, expuso el psicólogo Luis Ángel Salinas Gudiño.
México ocupa el tercer lugar a nivel mundial en personas con algún procedimiento estético, por detrás de Brasil en primer lugar y Estados Unidos en segundo, lo cual marca un precedente para saber que se tiene que atender el tema de la salud mental entre quienes busquen un procedimiento de estos, para conocer los motivos por los que buscan hacerle la cirugía.
“El trasfondo de pensamiento que encuentra la persona, es ahí donde ya está lo que la o lo orilla a llevar ese tipo de intervenciones quirúrgicas, en un plano cien por ciento profesional, el cirujano debe recomendar una previa intervención del área de salud, del área de salud mental, eso ocurre en otros países”.
El profesional de la salud mental mencionó que incluso, a nivel mundial existe una tendencia al alza de querer copiar la imagen que generan los filtros que existen en redes sociales como Instagram y Snapchat, entre otras, de ahí el nombre a la dismorfia de Snapchat, que cada día más abarcan las citas con cirujanos para realizarse los cambios.
En torno a ya dos hechos en Sinaloa dentro de las últimas semanas que cobran la vida de dos mujeres, Salinas Gudiño lamentó que siga arraigada y enaltecida la cultura de los cuerpos voluminosos con grandes senos y glúteos, sobre todo, en la capital sinaloense, pero que se replica en todos los municipios de la entidad.
Agregó que es desde la familia donde debe existir una implantación de valores, autoaceptación y amor, sin embargo, en muchas de las ocasiones, es donde se influye en alentar a las jovencitas, principalmente, a realizarse algún procedimiento estético y muchos de ellos, al no contar con recursos económicos para ir con un profesional, terminan en clínicas poco confiables, dejando en claro que muchas veces “lo barato sale caro”.
