Mazatlán.- Tres maquinas retroexcavadoras, el golpeteo de sus enormes taladros y palas removedoras laborando, es lo que se aprecia a las afuera de la avenida del Mar, en donde la demolición del hotel Aguamarina, uno de los más icónicos de Mazatlán siguen activas.
En el lugar ya se observa más de la mitad del centro de hospedaje demolido y una alberca a la mitad, donde huéspedes y hasta locales, gustaban de practicar sus mejores clavados y fue punto de referencia en el destino, en donde miles de historias se entretejieron.
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En el sitio que fue centro de reunión, el espacio para el descanso, lunas de miel, bodas, cumpleaños, entre otros, solo quedan las áreas de recepción, sala de estar, cocina y sitios donde colocaban las sillas y mesas para los comensales que ahí llegaban a degustar los ricos alimentos que se servían.
La zona del estacionamiento parece ahora área abandonada, está tapizada por el escombro que algún tiempo conformó una pared, un cuarto o una escalera. La caseta de vigilancia que antes recibía la alegría y sonrisas de los turistas, aun sigue en pie, pero ahora solo para recibir a trabajadores de obras y camiones para retirar los escombros que se están retirando.
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Miles de historias que llegan a su fin con la caída de uno de los hoteles más representativos y visitados, el Aguamarina, que ya dio lo que tenía que dar, y hoy es destruido y lo que ahí se vaya a crear aun se desconoce.
