Culiacán, Sin. – No hay descanso ni tranquilidad para la familia de Ramón Alberto Jiménez, cuyos miembros no han parado de buscarlo desde aquel 16 de julio de 2012, cuando supuestos agentes estatales se lo llevaron de su trabajo.
Ramón tenía 19 años, dos meses laborando en una empresa en las inmediaciones del campo El Diez y muchas ilusiones por cursar la carrera de Informática a la cual se acababa de inscribir. Su hermana Yadira lo recuerda como un joven de sangre liviana, tranquilo y amoroso con su familia.
Aquel sábado por la mañana se levantó cariñoso, juguetón y comenzó a llenar de besos a su sobrina que apenas tenía 40 días de haber nacido, hoy la niña tiene diez años y sabe de su tío sólo por las historias que le cuentan de él.
“Recuerdo que le dijo a la bebé, te voy a dar muchos besos, aunque tu mamá se enoje porque te salen granitos en la cara, me voy a trabajar para ganar dinerito y comprarte pañales, le dijo a la niña y a otra sobrina, ya luego me abrazo y le dije: oye parece que te estás despidiendo con tanto abrazo y beso, me dijo: no, pues es que te amo. También me comentó: me da flojera ir a trabajar, le dije: pues no vayas, pero no quiso faltar porque le iban a enseñar a manejar un camión montacargas”, comentó Yadira Jiménez.
Uno de los personajes que contribuyó en la investigación fue el extinto comandante Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, quien se desempeñó como director de la Policía Ministerial del Estado en la administración de Mario López Valdez. El comandante “Chuy Toño” le dijo al señor Guadalupe, padre de Ramón, que todo apuntaba a que las personas que se llevaron a su hijo, si eran agentes estatales.
El perfil que los ministeriales obtuvieron de Ramón, es que era un muchacho tranquilo, no le gustaban los problemas y era de buen corazón, pero al parecer una mala compañía en su trabajo lo embaucó con señalamientos. Ahí fue donde las cosas se salieron de control.
Con los ojos cristalinos por las lágrimas, el señor Guadalupe hizo un llamado a las personas que se llevaron a su hijo, asegura que no quiere averiguar si eran policías o delincuentes, lo único que busca es saber dónde está su hijo y recuperar la tranquilidad.
“A las personas que se lo llevaron, que tengan corazón y me digan donde lo dejaron, yo no busco ningún responsable, ya no buscan responsable de nada, solamente si me escuchan que por favor me digan dónde está”, comentó.
Al llamado se suma la señora Antonia, madre del joven Ramón, ambos ponen a disposición la línea telefónica 6674152559 para quien pueda aportar información de utilidad para localizar al joven y terminar con una década de angustia y dolor para la familia.
