Ahome, Sin.– Entre llantos, lamentos, algunos gritos y muchas sonrisas nerviosas, transcurre la jornada de vacunación infantil en el ejido La Florida, del municipio de Ahome, donde los pequeños han hecho visible un hecho por todos conocido: a los niños no les gustan las inyecciones.
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Fueron necesarios cuatro adultos para vacunar a tan solo una niña, quien manoteando y pataleando intentaba a toda costa evitar el piquete de la vacuna, hasta que finalmente la mano amorosa de la madre de la menor, logró obtener la calma suficiente para que la enfermera pudiera aplicar la inyección a la pequeña.
Cada niño lloraba, crispaba los ánimos al interior del salón de asambleas, en donde se llevó a cabo la jornada de vacunación; comenzaban a escucharse después gritos y llantos en distintos puntos de la sala, sin que esto detuviera a los enfermeros, quienes conscientes de las largas filas, agilizaban la vacunación.
La muestra la puso el primer pequeño que recibió la vacuna; un niño de cinco años de edad con síndrome de Down, quien no mostró nervios al ver la jeringa.
Cuando la enfermera le pidió que volteara ver a su madre, el pequeño se desentendió de la vacuna y ni siquiera se inmutó al sentir el piquete. Después, el equipo de enfermeras le pidió a la mamá que les permitiera tomarse una fotografía con este pequeño, quien se retiró despidiéndose, ante los nervios de los siguientes en la fila de vacunación.