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Guasave, Sin.- Es un dolor que te lacera, con el que te vas a morir, que a veces quisieras gritar que se abriera la tierra y encontrar a tu hijo, expresó doña Rosa María Coronel, una de las cabezas visibles de las Rastreadoras extensión Guasave, ahora que se acerca el Día de las Madres, este sentimiento se hace más fuerte.
Entrevistada en el marco de las dos osamentas que fueron localizadas en el dren El Burrión, dijo que la situación para ellas es sumamente pesada, aprenden a vivir “mutiladas”, particularmente narró que ella ni siquiera se dio cuenta cuando su hijo “se le fue de las manos” y ha tenido que vivir 5 años en búsqueda constante.
“Cinco años, mija, sin pistas, sin llamadas anónimas, y yo veo pasar el tiempo y lo veo con mucha tristeza, pasa el tiempo y tiene uno que ir digiriendo todo, es como vivir un duelo, y esa herida que no cicatriza nunca y te vas a morir con ella, yo todos los días recuerdo a mi hijo y me acuesto y me acuerdo de él. De esas cosas que se te escapan de las manos y no te das cuenta, es lo peor del caso; aquí andamos y así va a ser nuestra vida”, expresó con pesar y voz entrecortada.
Cuando salen a las búsquedas, refiere que en la mente no llevan ir a encontrar a sus hijos, pero cuando logran detectar algo, su pensamiento viaja hasta esa mujer que está sufriendo la pena por el hijo desaparecido, aun cuando en las estadísticas no se encuentre.
¿Y qué va a pasar el día que localicen una prenda o algo que les haga pensar que es su hijo?, se le preguntó: la respuesta la hizo titubear.
“Pues es que yo no voy a estar segura de que es mi hijo hasta que tenga los resultados de ADN”, comentó que hay ocasiones que ella quisiera que se abriera la tierra, gritar hasta sacar todo su dolor, al grado de que vecinos le han expresado que se observa “flotar” cuando camina por la calle.