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Guasave, Sin.- El terror de tener que entregar a su familiar a un hospital, Alma Fernanda, periodista local, lo vivió en carne propia, no fue una historia ajena, fue la de su madre.
En plena primera ola de la pandemia, tanto ella como su mamá, la psicóloga Alma Obeso, se infectaron, todo parecía estar bien pero el estado de su madre empezó a hacer crisis cuando la saturación de oxígeno le bajó drásticamente, y en su afán de no querer hospitalizada, buscó la manera de comprar un tanque de oxígeno que en ese momento le costaba más de 22 mil pesos, que no tenía y que sabía no sería el único gasto, así que no le quedó otra que buscar el ingreso al Hospital General.
“Para que a mí me llevaran un tanque de oxígeno a mi casa me pedían como 22 mil pesos, para mi mamá en ese entonces decir IMSS era cuestión de terror. Yo no quiero que me dejes aquí… mi corazón mutilado por la muerte de mi mamá, vive aterrado de que le pueda pasar algo también a él (papá), y ese dolor que no se quita, es muy difícil, de verdad es muy fuerte también pensar: ¿fui yo, fui yo la que contagió? Es algo que te ‘ataladra’”, lamentó.
Alma Fernanda no puede contener las lágrimas cuando relata el caso de su madre, una mujer positiva que al inicio de la pandemia fue inspiración para muchos a través de su cápsula “Abrazos de Esperanza”, que editaba el Decanato número 06 de la Diócesis de Culiacán.
Después de muchos días de convalecencia, la periodista pudo superar a la enfermedad pero su madre aún seguía hospitalizada y su estado era cada vez más delicado. Afortunadamente le permitieron el ingreso a la zona COVID-19 vestida “de astronauta” y así pudo ver, cantarle a su madre y decirle insistentemente que la amaba.
Fue la última ocasión que la vio con vida, ella esperaba que el desenlace fuera diferente, pero no lo fue, ahora lanza un mensaje fuerte a las personas para que no les toque vivir una situación como la suya para tomar conciencia.
