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Guasave, Sin.- Saira a su corta edad sabe muy bien lo que es la muerte, desde pequeña la ha sentido muy cerca, la ha olido y la ha sufrido en carne propia.
Tenía como cinco años cuando le fue detectado el cáncer en la sangre, leucemia linfoblástica es su nombre científico, tenía temperaturas, ganglios abultados y moretones en el cuerpo.
Sus padres han tenido que luchar para salvarle la vida, sabe que tiene una misión: que su historia sirva a muchos como ella; es ya una jovencita hermosa que está apoyando las actividades de fundación Ganac, asociación que a ella le permitió estar hoy contando su experiencia.
“A mí me ha tocado perder, hay amigos que empezaron cuando yo empecé, que íbamos al mismo ritmo, sé que han fallecido muchos amigos también por el cáncer, aún sirve para yo luchar por ellos y por mí, incluso es motivación de que lo estoy haciendo por ellos, una doble razón”, expresó.
Sentada tras una mesa de salón de clase con su cabello largo suelto y sus broches de lado derecho de su rostro, sonrió cuando se le pidió contar su historia, se sentía apenada al principio, pero luego se relajó.
Está feliz y dichosa porque sabe que no todos corren con la misma suerte que ella: tiene una segunda oportunidad de vida y la quiere aprovechar al máximo.
