Mazatlán, Sinaloa.- El pasado martes, la abuelita de un menor de seis años de edad, alumno de la escuela primaria pública “El Chamizal”, ubicada en la colonia Reforma del puerto de Mazatlán, al recogerlo se encontró con su nieto llorando y quejándose de dolor. Al llevarlo a urgencias, el médico que lo atendió en el IMSS les informó que el menor tenía la tibia fractura, relató Angélica Cruz.
La tía del pequeño declaró que durante la hora del receso, su sobrino fue agredido, empujado por las escaleras y pateado por otro menor, cuando pidió explicaciones a la maestra que estaban a cargo de ese turno, de nombre Dulce y Perla Alcaraz, ninguna de ellas actuó y además ridiculizaron al infante por quejoso y “panchero”, cometiendo omisión del caso de acoso.
“Ya cuando el niño empezó a llorar dijo una de las maestras que el niño era muy ‘panchero’ que ahí lo dejaran, ya no hicieron caso, ni intento de hablarle a la mamá nuevamente y el niño siguió ahí con el dolor de su quebradura”.
Aseguró que su sobrino no es la primera víctima del acoso escolar emitido por el mismo alumno, en ocasiones anteriores el pequeño denunció y pidió el auxilio de sus maestras, pues era molestado recurrentemente. Es por ello que este caso, además de la presencia de bullying, también es un caso de negligencia.
“Dice que el niño seguido le pega, seguido le dice cosas, siempre trae una agresión contra él. Las maestras lo saben, ese niño ya lleva dos casos de niños lesionados, mi sobrinito y otro niño, pero la otra mamá no hizo nada y yo sí, yo me voy a ir hasta las últimas”.
Al acudir a la escuela para pedir alguna explicación o solución a este problema, dijo, ni la directora, Itzel Herrera Lemos, como tampoco la subdirectora y ni la titular del grupo de primero “B” de los dos involucrados, Jocelyn Castañeda Cruz, accedieron a brindar información sobre el caso; es por ello, que ante la negativa, procederán con una denuncia formal ante la SEPyC, a pesar del temor a represalias.
Según la Suprema Corte de Justicia, al darse el caso dentro de las instalaciones y en horario de clases, las escuelas incurren en responsabilidad legal cuando son negligentes en reaccionar frente al bullying. De ahí que tanto ellas como los maestros tienen la obligación de emprender acciones firmes y decididas para proteger a los niños contra ese fenómeno.
El bullying atenta contra los derechos humanos de los menores a la dignidad personal, no discriminación, integridad física y educación, cuyas consecuencias son alteraciones psicoemocionales que repercuten en sus ámbitos social, afectivo y académico.
