Guasave, Sin.- Frases como “Ay pobrecito el niño, dónde anda” o “pobre bebé”, lleva a actuar con caridad y empatía hacia aquellos menores que se observan trabajando en los cruceros de la ciudad, no sólo en Guasave, sino en varios municipios del estado, pero de eso es de lo que se alimenta y hace que se mantenga el “negocio” de la explotación infantil, declaró Lluvia Ariana Pérez Tiznado, auxiliar de la Comisión de la Primera Infancia en la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna).
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La funcionaria expuso que, por desgracia, la realidad es que cada moneda que la genta da a esos niños, adolescentes hasta bebés que son cargados por madres también menores es hasta peor para ellos, porque se abona a limitarlos a que vivan plenamente a lo que tienen derecho.
“El negocio de la explotación infantil se mantiene vivo, desgraciadamente desde la caridad y desde la empatía que nosotros como ciudadanos vemos o sentimos por esos niños, sin embargo, es lo peor, es contraproducente; esa moneda que nosotros les damos, es perpetuarlos en ese semáforo y limitarlos en sus derechos, los limitamos de que los saquen de ahí, ese es el negocio”, declaró.
Pese a las campañas a nivel estatal contra el trabajo infantil, se reconoció que no se ha logrado erradicar completamente, que el caso de Guasave no es privativo, ya que se ha observado la presencia de más niños y adolescentes en los cruceros de otros municipios grandes del estado.
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Como auxiliar de la Comisión de la Primera Infancia en Sipinna solo aclaró que seguramente la autoridad estatal está tomando en cuenta estos casos y se está atendiendo bajo los procedimientos que requiere, en tanto, mencionó que es importante que la población no caiga en el juego y denuncie porque puede tratarse de un menor explotado o bajo una red de trata y explotación infantil.