Mocorito, Sinaloa. El Pueblo Mágico de Mocorito fue escenario de una jornada llena de tradición, orgullo y trabajo comunitario con la inauguración de la segunda Feria del Cacahuate Mocorito 2024, organizada por más de mil 200 sembradores del programa Sembrando Vida de 57 comunidades de Mocorito, Culiacán y Badiraguato.
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El evento, que busca rendir homenaje a uno de los cultivos más emblemáticos de la región, reunió una amplia exhibición de productos elaborados a partir de las actividades en las Parcelas de Aprendizaje Campesino, destacando el uso de abonos agroecológicos que reflejan la conexión entre el conocimiento tradicional y las prácticas sostenibles modernas.
Durante la ceremonia inaugural, el facilitador del programa Sembrando Vida en Mocorito, Miguel Ángel Montes Cuevas, destacó la importancia de institucionalizar esta feria: “Era justo y necesario que un cultivo que nos da identidad tenga su propio evento. Este esfuerzo refleja el arduo trabajo de nuestras comunidades, y debe convertirse en una tradición significativa para Mocorito y Sinaloa”, expresó.
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Por su parte, el presidente municipal de Mocorito, Enrique Parra Melecio, subrayó el impacto del programa en la región y el simbolismo de la feria como un motor de motivación para las familias campesinas.
“Este programa no solo reforesta, sino que también transforma vidas, es parte de la Cuarta Transformación y debemos seguir apoyándolo para que crezca junto con nuestra gente”, afirmó.
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A pesar de los retos derivados de la sequía, el coordinador territorial de Sembrando Vida en Sinaloa, Alejandro Apolo Acosta Cota, destacó que las metas del programa han sido cumplidas: “Las plantas aún están pequeñas, pero estamos trabajando para alcanzar la producción que soñamos, además, queremos que el valor agregado de los productos sea de los sembradores, y el próximo año enfocaremos esfuerzos en su comercialización”, aseguró con optimismo.
Así, entre música, intercambio de conocimientos y una exhibición de productos que reflejan el esfuerzo de cinco años, Mocorito reafirma su lugar como un referente de tradición y trabajo comunitario, consolidando el cacahuate como símbolo de identidad y orgullo regional.
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