Guasave, Sin.- Fue un luchador incansable, conoció a la muerte de frente y jamás tuvo miedo, víctima de la leucemia a su corta edad, 9 años, José Carlos Soto, “Chito”, trascendió más allá de su muerte.
El mausoleo que le han construido sus padres tiene de todo, una gran fotografía de tamaño natural donde aparece en su último cumpleaños, número 10, es lo que recibe a las visitas, no ha habido Día de los Angelitos o de los fieles difuntos, que en su zona no toque el acordeón recordándolo con “Lección de Vida”, de los WR.
“A mí me enseñó que el valor no es usar la violencia para ser mejor…”, entonan los amigos que en su momento lo incorporaron al grupo, y quienes vivieron de cerca ese año de enfermedad en el que nunca se rindió.
Su madre lo recuerda como un “pequeño ángel”, un niño carismático que aprendió solo, a través de videos, a tocar la batería y el acordeón, éste último fue su pasión, empezó con uno, luego lo reemplazó, el cantante de música regional “Remmy” Valenzuela, le regaló mientras convalecía, otro, y el último de ellos que se luce en su tumba, uno de color blanco con verde, que ya no alcanzó a estrenar.
Curiosamente “Chito” Soto llevaba el nombre de su hermanito, un pequeño prematuro que no pudo sobrevivir, 10 años después de su nacimiento, a él le salieron alas y reposa con Dios.
Balones de futbol, que también disfrutaba, acordeones, fotografías y unas escaleras que dirigen a una doble planta, son las que se admiran en este mausoleo que se ve desde la entrada principal del panteón municipal en Guasave. ¡Que toquen los WR, que “Chito” Soto hará “llorar” el acordeón!