Guasave, Sin.- En casa, hay quien espera a Yaritza, tras un mes de haberle arrebatado de manera artera la vida a ella y a su bebé, la familia desea despertar de la pesadilla y que la joven regrese por fin con su característica sonrisa.
Las flores de las ofrendas que le hicieron llegar, tras haber encontrado su cuerpo el 5 de junio, ya se perciben marchitas, el globo de color rojo en forma de corazón con la leyenda Te Amamos Hija, se desinfla como la esperanza de sus padres por tenerla de nuevo, nada se las regresará, pero quieren justicia.
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Así lo dijo, uno de los familiares de la joven que murió hace precisamente un mes, el pasado 12 de mayo, día en que desapareció, a manos presuntamente de quien fuera su novio.
“Fue terrible para nosotros, no dormir, es algo muy feo, la enterramos, pero pues, yo siempre la voy a esperar, siempre, esto es duro de asimilar, ella ¿cuándo hubiera querido darnos este golpe?, yo sé que tenemos que ser fuertes”, expresó la mujer.
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La jovencita, estudiante de la carrera de Trabajo Social en la UAS de Los Mochis, ahora ya descansa en una tumba y sus allegados han iniciado el novenario por su descanso eterno, por eso colocaron la lona con su fotografía en lo alto de la pared, una veladora al pie y un pequeño vaso con agua bendita.
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Del embarazo de Yaritza, la familia se enteró hasta después de su desaparición, el dolor fue más fuerte cuando tuvieron conocimiento de que en lugar de una, fueron dos vidas las arrebatadas y que hay amores que matan, que a ella le costó la vida.
“Yo sí sabía (que tenía novio) pero no lo conocí, hasta que traen las fotos de él”.
¿Nunca dijo nada ella de él?
“No, no”
¿Nunca pensaron que pudiera ser víctima de esta situación?
“Nombre jamás, jamás”
¿Usted sabía que estaba embarazada?
“Hasta que se perdió, ella le dijo a su mamá”, confió la familiar.
“La China”, como la llamaban sus seres queridos, le echaba grito a cualquiera que se encontraba, era muy querida por los habitantes de Máripa, a diez kilómetros de la cabecera de Sinaloa de Leyva pasando algunos vados y tramos de terracería, todos saben de la tragedia que enlutó a una familia.
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Era la primera hija del matrimonio, al salir de la preparatoria en la comunidad de Tamazula, su orientación la llevó a buscar un espacio en el área de Trabajo Social porque quería ayudar a la gente y contribuir a eliminar las injusticias que se cometen en la actualidad.
“Ella era muy alegre, muy amigable, por donde iba pasando ella dejaba sus huellas, bien hermosa mi niña, ella estaba estudiando porque quería ayudar a la gente, que le iba a echar todos los kilos porque se miraban muchas injusticias, iba a ser una chingonona, dijo”, recordó la doliente.
La princesa de papás, ahora tiene alas, ese es el mensaje que se lee en su muro de redes sociales En Memoria de Yaritza; “Ma, búscame en alguna estrella, yo no soy esos restos irreconocibles, ni el cuerpo desfigurado”. “Que mi nombre sea el último”…
