Los Mochis, Sin.- Todos los días los médicos se enfrentan al umbral de la vida y la muerte, y aunque siempre gana su profesionalismo para sacar adelante a sus pacientes, es innegable que también son seres humanos, esposos, padres, como es el caso del doctor Ricardo Hernández Reyna, reconocido neurocirujano vascular responsable de mantener con vida a Cecilia “N” y su hija mayor, las únicas sobrevivientes del ataque a martillazos cometido presuntamente por Rubén Abdiel “N” en el fraccionamiento Quinta de Cortés, donde murieron dos niñas y su abuela.
Bajo este terrible contexto de brutalidad y dolor que cimbró a la sociedad, el médico sobrellevó la situación y atendió primeramente a la adolescente de 13 años, que ingresó de emergencia al quirófano del Hospital General Zona 49 del Instituto Mexicano del Seguro Social.
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A contrarreloj y apoyado y respaldado por un equipo de profesionales, dedicó gran parte de la mañana del jueves 19 de octubre, fecha en el que ocurrió el infanticidio, a realizar una cirugía por traumatismo craneoencefálico a la menor de 13 años.
La jovencita logró salir con diagnostico positivo y, tras estabilizarla, el médico se trasladó al Hospital General de Los Mochis, donde ingresó a quirófano, ahora para encabezar la cirugía de la madre, Cecilia, quien tenía un pronóstico muy reservado.
Para él, quien es un reconocido especialista de la salud, sus manos y conocimientos fueron guiados por “Dios”, porque por las lesiones, el que estén recuperándose como hasta ahora, lo considera un “milagro”.
“Siempre es bueno tener en mente que hay alguien más arriba que le está ayudando a ella y obviamente guiándonos a nosotros y creo que sí es válido que tuvo un apoyo divino, tanto ella como su hija, porque por las lesiones que tuvieron, es un milagro”, expresó Ricardo Hernández Reyna a Línea Directa.
El neurocirujano reconoció que el caso de violencia del que fueron víctimas, tanto la madre de familia como su hija, lo hizo sentirse muy comprometido para tratar de evitar que perdieran la vida y que la tragedia fuera mucho mayor.
“El único sentimiento es de compromiso hacia la salud y obviamente un poquito más de responsabilidad por lo que se venía arrastrando en el caso”.
“Siempre tratamos de poner lo mejor de uno como especialista y como ser humano. Sin dejar de lado los sentimientos como esposo, como papá y abrumado por todo lo que está alrededor de esta sociedad y el caso es que fue algo catastrófico”.
El ver cómo tanto la menor de 13 años y Cecilia están saliendo adelante y poniendo de su parte para recuperarse es algo que lo llena de satisfacción como médico y como persona.
“Es una situación de satisfacción porque todo el esfuerzo en tiempo y el esfuerzo profesional pues rinde fruto y gracias a que en ambos hospitales se nos dio la oportunidad de poderla operar, tanto a la mamá como a la hija, pero creo que paso a paso se va logrando el objetivo tanto a ella, como uno como profesional”, dijo.
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Añadió que tiene fe que Cecilia saldrá adelante en su estado de salud y logrará recuperarse, pero será “paso a paso y con tiempo”, subrayando que “a veces la mejor medicina es el tiempo”.
Sin embargo, reiteró que la primera etapa, la urgencia, “ya está resuelta”, pero todavía está en la espera de que el cerebro se desinflame para ocuparse en la etapa siguiente: la reconstrucción, la cual considera podría llevar entre tres y seis meses aproximadamente.
El jueves 19 de octubre, se registró el asesinato de dos niñas, presuntamente cometido por su padre. Su mamá, su abuela y su hermana quedaron gravemente lesionadas.
La abuela falleció unos días después, en tanto que el presunto agresor escapó en un principio pero fue capturado posteriormente en el estado de Sonora y actualmente enfrenta un proceso penal acusado de feminicidio agravado.