Mazatlán. – ¡Para la primera! ¡Para la quinta! ¡Para la última! Una herencia familiar le ha dado un legado y un reconocimiento en la sección de Lateral Derecho del estadio “Teodoro Mariscal” a María de los Ángeles Davalos Zápari, la popular “Güera” de las tentadoras quinielas.
Por más de siete décadas ha laborado en los estadios de béisbol profesional que ha habido en el puerto, siguiendo a los Venados de Mazatlán y dándole continuidad al trabajo que por muchos años su señor padre Francisco Dávalos emprendió e hizo tradicional en el “Teodoro Mariscal”.
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A sus 12 años, comenzó a ayudarle a su papá en el estadio que se ubicaba por la “Ley Vieja”, ahora que tiene 81, sigue disfrutando del rey de los deportes y espera continuar en este trabajo hasta que Dios le dé permiso.
“Hasta que Chuyito me dé permiso, comencé a los 12 años y ahora tengo 81, soy aficionada de hueso colorado”, dijo.
“Toda mi vida he estado aquí, desde que se inauguró este nos venimos la primera vez que estaba ubicado enfrente de la Ley, y de allá venimos a dar aquí, para mí es una cosa buena, pero en realidad es mucho estadio para la afición porque antes no había otro evento tan importante como el béisbol y hoy hay muchas cosas en Mazatlán”, agregó.
Recuerda que cuando empezó la quiniela, valía un peso, y que, gracias a su padre, esto creció demasiado y los fanáticos que hace décadas compraban las suyas, ahora traen a sus nietos a comprarlas.
“Porque mi papá las incautó, empecé cuando valía un peso, ahora vale 30 y ganas 200 pesos. Tengo personas que han venido toda la vida al estadio a comprar quinielas y ahora me traen a sus nietos, mis hijas me han apoyado siempre, desde pequeñas vinieron al estadio”, expresó.
Ha tenido de todo tipo de clientes, los que compran pocas y ganan mucho para poder comprar sus botanas y cervezas en el partido. También mencionó que se queda en casa, pero siempre está al pendiente de sus rojos del puerto.
“Esto es un juego para distracción y es un cambio de dinero de una bolsa a otra, a veces el que traiga poquito, compra y gana, y ya trae para comprarse sus papitas, refresco y cervezas”, compartió.
“A veces me quedo en casa, pero aquí tengo a mis ‘gallas’ que me avisan todo lo que pasa con Venados”, añadió.
Para ella, el béisbol es una cosa maravillosa, pero desconoce por qué ha ido decayendo poco a poco, destaca la fiel afición que tiene Venados de Mazatlán, incomparable con la de otro club en la Liga ARCO Mexicana del Pacífico.
“El béisbol antes era una cosa maravillosa, ha ido decayendo por circunstancias que ignoro, no debe ser así porque han sido campeones muchas veces y han teñido buenos peloteros. Sobre todo, que tienen una afición que no tienen en ningún estadio, la afición de Mazatlán es leal, pierdan o ganen la afición aquí está, a esos campos van por ver a peloteros de Grandes Ligas y aquí se viene por el amor a la camiseta de los Venados de Mazatlán”, dijo.
Tanto es el amor, fidelidad y pasión por sus Venados, que el rival deportivo más odiado son los Tomateros de Culiacán, y si es posible, que ningún equipo que venga al puerto.
“Yo no quiero que gane ningún equipo que venga para acá, nosotros debemos ganar, les podemos dar chance de ganar uno”, dijo.
Por último, fue contundente con un mensaje para el resto de los seguidores de Venados de Mazatlán.
“Que vengan el béisbol porque está muy solo, hay que venir, todo el año están esperando beisbol y no vienen, hay que ser aficionado, no fanático, los muchachos no pueden ganar toda la vida, no son magos”, concluyó.