Guasave, Sinaloa. Hasta el último día trabajó y consultó a sus pacientes, a pesar de que padecía un hipo prolongado que le causó una hemorragia interna, Jesús Antonio Quiñónez Arredondo, conocido y respetado por su labor como médico en Guasave y sus comunidades rurales aledañas al municipio, jamás se dio por vencido, se levantaba queriendo vivir al 100.
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Óliver, hijo de “Charles” Quiñónez, quien falleció a los 66 años en el área de Urgencias del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dijo que su padre deja con su partida un profundo vacío entre los pacientes que durante años encontraron en él una atención humana y cercana, y así se lo han transmitido en sus funerales.
El médico, quien padecía diabetes e hipertensión desde hace varios años, confiando en que la fortaleza mental era clave para mantener un buen estado de ánimo, en los últimos días enfrentó un cuadro de hipo persistente que duró más de 20 días, que se complicó hasta convertirse en una condición intratable, que según su familia, él aseguraba podría deberse a la impresión tras recibir una noticia difícil para él.
A pesar de los esfuerzos médicos y de probar métodos alternativos como hipnosis e imanoterapia, el hipo persistió y ocasionó un sangrado interno, anemia severa y un descontrol en sus niveles de glucosa que derivaron en un choque hipovolémico, la causa final de su deceso.
“Se levantaba cada mañana decidido a dar el máximo, siempre con una actitud positiva, aunque su cuerpo ya no le respondía como antes”, compartió.
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El doctor Quiñónez siempre defendió la idea de que el poder mental podía superar muchas adversidades, y su vida fue testimonio de ello. Incluso en los días más críticos de su enfermedad, continuó atendiendo pacientes, demostrando una fortaleza extraordinaria.
Hasta dos días antes de su fallecimiento consultó a quienes buscaban su ayuda; dejó un legado de esfuerzo, dedicación y amor por su profesión.
Este compromiso le ganó el cariño y respeto de la comunidad, especialmente de las áreas rurales, de donde provenían el 80 por ciento de sus pacientes.
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Durante su carrera, el doctor Quiñones se destacó por su cercanía con las comunidades más alejadas del centro de Guasave, brindando atención médica a quienes más lo necesitaban. Su labor trasciende más allá de las consultas, ya que su ejemplo de trabajo incansable y dedicación se convirtió en una inspiración para muchos.
La noticia de su fallecimiento ha generado múltiples muestras de solidaridad y reconocimiento en redes sociales, donde pacientes y amigos recuerdan su empatía, profesionalismo y compromiso con la salud de los más vulnerables.
Charles Arredondo será recordado no solo como un médico dedicado, sino como un ejemplo de lucha y fortaleza frente a la adversidad, dejando una huella profunda en las comunidades a las que sirvió con tanto esmero.
