Culiacán, Sinaloa.- En la iglesia de San Judas Tadeo, ubicada en Lago de Pátzcuaro 2005, Lomas del Boulevard, en Culiacán, desde muy temprano los devotos llenaron el recinto para rendir tributo al santo de las causas perdidas. La celebración no fue solo un acto de fe, sino una jornada de profunda devoción y agradecimiento que se sintió en cada rincón.
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Al avanzar por las calles que rodean la iglesia, el aroma a flores y cera derretida invadía el aire. Desde adultos mayores hasta los más pequeños, vestidos con túnicas verdes y blancas que imitaban la icónica figura de San Judas, caminaban con rostros llenos de fe y esperanza.
En brazos, algunos padres llevaban a bebés también ataviados como el santo, con pequeñas coronas y medallones dorados, buscando protección y amparo en el patrono de las causas difíciles.
El bullicio de la gente que avanzaba hacia la iglesia y se congregaba en sus puertas, cargando imágenes, velas y estandartes, contrastaba con los momentos de silencio y recogimiento dentro del recinto.
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La imagen de San Judas Tadeo rodeada de velas y flores parecía observar atentamente a los fieles que, en su mayoría, con la cabeza inclinada, dedicaban un momento de oración, recordando milagros, favores concedidos o simplemente pidiendo fortaleza para continuar.
Afuera, algunos vendedores ofrecían rosarios, figuras, medallas y estampas del santo, mientras los más jóvenes aprovechaban el espacio para fotografiarse junto a sus estandartes y en familia, creando un ambiente festivo en medio de la solemnidad. Para muchos, este día representa una tradición, una conexión con su fe y un recordatorio de que, ante los momentos difíciles, la esperanza nunca debe perderse.
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Desde su mención en el Nuevo Testamento como uno de los doce apóstoles, Judas Tadeo ha inspirado a millones de fieles en todo el mundo a encontrar refugio en sus intercesiones.
En Culiacán, cada 28 de octubre su figura congrega a una multitud que con fervor y devoción ilumina el día del santo con promesas, ofrendas y oraciones, haciendo de esta jornada una celebración de la fe y la esperanza, fieles a su promesa de que siempre hay una luz, aún en las situaciones más oscuras.
