Culiacán, Sinaloa. “Dios es grande y yo le pedía a la Virgen de la Candelaria que me dejara caminar de nuevo”, y después de haber pasado tres meses en coma, y más de seis hospitalizado por un accidente que dañó sus cervicales, el señor David Delgado, de 62 años, llegó a pie y con gran devoción a la Iglesia de Quilá para agradecer una vez más el milagro que la virgencita le cumplió.
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Cada mañana que el señor David abre los ojos, su primer pensamiento es de gratitud por no haber sido abandonado cuando a sus 49 años una persona por accidente le cayó encima de su cuello, se estrelló en el piso y a causa de esto se le reventó su cervical, sin la posibilidad de caminar.
Una vez que fue operado en un hospital de Guadalajara, la silla de ruedas se convirtió en la única manera para trasladarse, pero sus oraciones propias y las de su familia tuvieron una respuesta cuando empezaron a “llover” oportunidades de rehabilitación por medio del DIF e instituciones caritativas que apoyaron para que le pusieran una placa que permitiera recuperar su movilidad.
David Delgado / Foto: Sandra Solís
Dos años después de haber iniciado su terapia, convencido de su fe en la Virgen de la Candelaria y Dios, y de su fuerza de voluntad para salir adelante por él y su familia, el señor David tuvo la fuerza para caminar de nuevo y tener el control de todos sus movimientos.
– ¿Usted qué le pedía a la virgen y a Dios?
“Que me dejara caminar, esa era mi intención, volver a caminar para ayudar a mi familia. Yo sentía que todavía mi misión en este mundo estaba, pero después de la operación y que me levanté y me rehabilité me puse a estudiar y me hice abogado, y me hice maestro en ciencias penales. Terminé una licenciatura y una maestría y bendito sea Dios aquí estamos. Es una virgen tan milagrosa que no tengo palabras para describir lo que siento por ella”, expresó.
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El lema del señor David es: cada día es el último, es una sola oportunidad, el presente es hoy, ayer ya pasó, y mañana Dios dirá. Este 02 de febrero acudió una vez más a la Iglesia Nuestra Señora de Quilá en compañía de su familia, su motor y su riqueza.
Algunas personas no se toman el tiempo de reflexionar sobre su salud, pero para el señor David es una bendición tan grande caminar, y es un agradecimiento que lleva en su corazón día tras día.
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