Culiacán, Sinaloa. Un golpe súbito. Le sigue una turbulencia que sacudió al autobús. A bordo, hombres, mujeres y niños. Lo que sigue es el fuego. Las llamas devorando un costado del vehículo y luego los gritos de auxilio. “Rompan las ventanas, rompan las ventanas”.
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El grito fue de Elvia López. Originaria de Morelia, quien iba con su bebé de ocho meses de nombre Gael Daniel.
“Nada más escuché el golpe, yo sí venía despierta, pero nada más escuché el golpe y sentí como que el camión empezó así a correr como que en lo feo, empezó a brincar mucho y al instante empezaron a salir las llamas, fue al instante”.
Elvia fue auxiliada por su esposo, quien bajó primero al pequeño Gael Daniel. Antes de eso, fueron los gritos de ella los que activaron al resto de los pasajeros para romper las ventanas. La imagen quedó grabada por usuarios de la carretera que circulaban en ese momento. Los cuerpos saltando del costado izquierdo de la pesada unidad, y al extremo opuesto las llamas consumiéndolo todo.
“Yo gritaba que quebraran las ventanas para salirnos porque las ventanas, pues todas venían cerradas, entonces empezaron a tronar las ventanas y antes de mí salió gente, y ya les di a mi niño y en seguida salí yo”.
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Y fue como una carrera por vivir. Un par de ventanas la meta. Del otro lado los más de 900 grados centígrados que se alcanzaban por las flamas devorando el fierro.
Una segunda mujer narró cómo lo vivió: ella fue la última en salir. No se identificó, pero sí relató cómo vivió el suceso.
Ella había logrado poner a salvo a sus tres hijos con quienes viajaba a la frontera junto a su esposo. Su patrimonio quedaba atrás, sobre todo las cosas de sus pequeños. En un instante tomó una decisión.
“Yo fui la última que salí porque me regresé por, pues por cosas, porque vi a toda la gente amontonada y dije: yo alcanzo a regresarme por cosas, y sí, alcancé, me regresé y fui la última que me bajé”.
La fortuna estuvo de su lado. Las flamas, iniciadas en un extremo del vehículo, no las alcanzaron. Salieron con heridas mínimas. De forma preliminar se habla de cuatro fallecidos en sitio. Y por suerte, los nombres de ese par de mujeres no están entre ellos.