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Doña Chikis vivió más de 100 años y murió donde y como quiso: en su segunda casa y en fin de semana

Es la historia de Doña Chikis, la linda abuelita que adornó los puestos de venta frente a la Clínica 32 por más de 40 años

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Guasave, Sin.- Cuando Doña Chikis nació, se rompió el molde, dijo una de sus hijas adoptivas en plenos funerales. Aquella viejecita de rostro blanco y ojazos azules que adornaba la banqueta frente al IMSS en esta ciudad de Guasave, se ha ido.

Su larga existencia dio inspiración a muchos, hijos y allegados, o incluso derechohabientes que frecuentemente la apreciaban sentada frente a su puesto de dulces que durante más de 40 años atendió, teniendo más allá de los 97 de edad, siempre linda, con sus labios color pitahaya y su trenza que rodeaba su cabeza, haciendo juego a piel blanca como las nubes.

Bernardina Álvarez Algándar cumplió los 100 años y se pasó, fue meritoria de una entrevista de Línea Directa aquel 27 de agosto del 2019 en su casa, cuando en la coyuntura del Día del Abuelo, fuimos a buscarla afuera de la Clínica 32 y no la encontramos.

Ese día, antes de responder a las preguntas, pidió unos minutos para retocarse el maquillaje, nada más allá de su belleza natural a los 98 años.

Luisa, una de sus hijas, relata la bendición tan grande de la que fueron parte al ser hijos de Doña Chikis, esa mujer que los sacó adelante con el sudor de su frente y que jamás dejó de trabajar, porque no le gustaba la gente floja.

“Cumplió alrededor de 100, nada que ella en su acta de nacimiento, ella se puso los que quiso porque fue y se registró ya grande, ya grande, ya estando con sus hijos, ella dejó de trabajar a los 90 y tantos años, su misma rutina, ella quería lo mismo, ‘ya traigo muy despintadas las uñas, píntamelas, arréglamelas y péiname’, y ya ella se maquillaba, ella quería estar arreglada”, expresó.

Aquel 27 de agosto del 2019, Doña Chikis aprovechó para enviar a las jovencitas un buen mensaje: “que no dejaran morderse la oreja”, dijo entre risas, refiriendo que cuando la mercancía se manoseaba, se echaba a perder.

La abuelita de más de 100 años vivió y murió como quiso, igual jugaba a la cuerda a sus más de 90 años con sus nietos, que morir en el lugar en el que fue como su segunda casa, en el IMSS, aquella clínica de la que cuando recién se construyó la corrieron varias veces con sus bolsitas de frituras porque no dejaban vender, se escondía y volvía, hasta que se quedó de planta. Y falleció en fin de semana, para que su familia no faltara a sus ocupaciones laborales por ella.

“Ahí mismo ella falleció (en el IMSS), unos minutos después de que ella llegó; ella decía ‘me voy a morir un sábado para que me entierren un domingo para que se vayan a trabajar el lunes’, así fue, se lo dijo en broma a mi tío pero así fue, ella decía ‘ándele mijito hay que trabajar, a la gente huevona por favor a tres kilómetros’, nació mamá Chikis y se rompió el molde, iniciar todos los días lo mismo a las 3:00 de la mañana, era como un relojito”, narró una de los 8 hijos que procreó.

Una apuesta de sus nietos en una ocasión, los llevó a visitarla a las 4:00 horas, esperaban encontrarla recién levantada pero ¡oh sorpresa!, ya se había bañado, peinado y maquillado, para estar presentable por cualquier cosa; era también la última en dormirse, pedía a sus hijas le permitieran asistirse sola para no hacerse inútil.

Aunque sus órganos habían envejecido, su corazón se mantenía joven, por eso resplandecía más allá de su hogar.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Martha L. Castro

Martha L. Castro

Reportero

Martha L. Castro

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