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Culiacán, Sin.- Si de algo sabemos los sinaloenses es de inventar palabras que luego se vuelven comunes entre el colectivo y son adoptadas para siempre.
Basta con que un término empiece a ser escuchado entre los grupos de amigos, en la escuela, en la familia o en el trabajo para que después sea utilizado por los demás y se tome como parte ya de nuestro amplio lenguaje que, en ocasiones, solo nosotros entendemos.
Y es que tenemos palabras para todo, desde lo más insignificante, hasta lo más grande, y si todavía no existe y queremos nombrar algo, como no, lo inventamos con facilidad.
Es más, aparte de tener esa fluidez para “sacarnos de la manga”, nuevas formas de llamarle a algo, nos sentimos orgullosos y se nos llena el pecho de felicidad cuando se las enseñamos a quienes no son de la región, y hasta nos damos el lujo de molestarnos cuando alguien no logra descifrar lo que queremos decir.
Eso sí, también nos caracterizamos por ser alegres, y, como dicen aquí “aventados“, siendo capaces de impulsar a los demás a lograr lo que se proponen y hacerlos saber que basta con desear algo para poderlo alcanzar.
Una de las frases favoritas entre adolescentes y jóvenes es “jalados“, que puede tener múltiples significados, y no, primero es conveniente aclarar que no se trata de un insulto, y mucho menos de un albur.
Cuando un sinaloense dice “jalado“, significa que está listo para cualquier misión, pero si dice “jálate“, esta es la más pura expresión de compañerismo y aliento para que te atrevas a hacer algo.
“Jalados pues”, “Yo jalo hasta donde dice empuje”, “Jálate, jálate, que no te de miedo”, son las distintas maneras de utilizar esta palabra, y en todas estas frases conlleva cierto riesgo y ánimo de hacer las cosas.
Así que ya sabes, a la próxima que un sinaloense te hable de esa forma, no te va agarrar desprevenido y ya vas a saber a lo que se refiere.