Cruces y cenotafios: Carretera Culiacán-Navolato, un triste recordatorio de la tragedia

Culiacán, Sin.– Dicen que las cruces y cenotafios son una forma de expresar el dolor ante la pérdida de un ser querido, pero también la respuesta ante una muerte súbita. Es la forma de recordar el punto exacto donde la fatalidad afloró como una amarga sorpresa, un sentimiento materializado que perdura en el tiempo, y que tarde o temprano terminará convirtiéndose en un recordatorio de la tragedia.

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En Sinaloa hay una carretera que invita a la reflexión por alojar cerca de 230 cenotafios y cruces a lo largo de sus 40 kilómetros. Basta con salir de Aguaruto y adentrarse a la calzada, para descubrir en varios tramos las imágenes que invocan en la memoria a quienes conducían sus vehículos camino a casa o al encuentro con un ser querido, pero no lograron llegar a sus destinos.

¿Qué estarían haciendo hoy aquellos jóvenes cuya vida comenzó en el año dos mil y terminó abruptamente en el dos mil veinte?, es la inquietante pregunta que muchos se hacen al observar la fecha de nacimiento y aquella donde el destino termina.

“Algo tiene esa carretera, algo tiene que engaña a los conductores, a pesar de que no tiene curvas ni acotamientos peligrosos, a cada rato se accidenta a gente”, comenta una persona sobre el camino, se detiene a observar una de las imágenes y luego se pierde en la distancia.

En los cenotafios más recientes, las veladoras son renovadas de manera frecuente, pero en los más viejos, ya hace tiempo que no se enciende ninguna.

“Su luz y el amor que entregó a todos vivirá en nuestro corazón siempre”, se lee en una lona de plástico quemada por el sol, el viento característico de la Semana Santa la sacude, la mueve lentamente cual si fuera una sutil reverencia a los automovilistas que van de paso.

Uno de los accidentes más recientes ocurrió el pasado 19 de marzo, cuyo resultado fue pérdidas materiales y personas con crisis nerviosa, en este siniestro participaron 3 vehículos, los cuales circulaban sobre la vialidad a la altura del poblado del Batallón, cuando uno de ellos invadió carril y se suscitó el incidente. Por fortuna viven para contarla.

Por desgracia, Saúl y su acompañante no tuvieron la misma suerte, y el pasado 14 de enero se estrellaron contra una luminaria. Saúl resultó gravemente herido y su acompañante perdió la vida.

Días atrás, concretamente el 3 de enero, un joven de nombre Luis Ángel, procedente de La Cofradía de San Pedro, chocó contra un árbol en su automóvil Beat, quedando gravemente lesionado, razón por la cual perdió la vida horas más tarde cuando recibía atención médica en el Hospital del IMSS de Navolato. El accidente ocurrió frente al Taste El Fresno en las inmediaciones de La Cofradía, Navolato.

El 8 de octubre de 2022, José Manuel, de 32 años, murió al chocar con un árbol en las inmediaciones de Aguaruto, su compañero de viaje, el joven José Ángel, de 22 años, quedó gravemente herido, ambos viajaban a Navolato en un automóvil Toyota Avalon, gris, el cual se partió en dos tras el impacto. El conductor falleció instantáneamente, y su cuerpo quedó sobre la carretera, el ocupante quedó prensado en el asiento trasero del auto, por lo que fue necesario que los rescatistas usaran las “quijadas de la vida” para rescatarlo.

Son solo algunos de los cientos de casos que se han registrado en los últimos años, hechos que demuestran la fragilidad de la vida ante esa acompañante silenciosa de carretera que aguarda con su guadaña.