Guasave, Sinaloa. Habitantes de la sindicatura de Nío viven “con el alma en un hilo” ante el pronóstico de lluvias intensas que podrían derivar en una nueva calamidad. A poco menos de un año de haber perdido sus pertenencias y enfrentado graves daños en sus viviendas a causa de la tormenta tropical Norma, los vecinos temen que un nuevo fenómeno climático vuelva a inundar sus hogares, esta vez con consecuencias impredecibles.
“Estamos con el Jesús en la boca”, expresa uno de los vecinos afectados, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
“Si viene una fuerte avenida de agua, va a taponear y entonces será un caos. No podemos permitir que vuelva a ocurrir lo del año pasado. El dren no tiene la capacidad suficiente para desfogar las aguas de las lluvias intensas. Ya lo vivimos una vez, y no queremos volver a pasar por lo mismo”.
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Los residentes de Nío están preocupados por un tapón que productores particulares colocaron en el sistemas de desagüe natural que tienen hacia el dren.
Durante la tormenta Norma, en octubre del año pasado, las lluvias alcanzaron más de 40 centímetros al interior de la vivienda, lo que provocó que perdieran todo: tres colchones, sala, refrigerador, lavadora, entre otros enseres.
En pocos minutos, las calles se convirtieron en ríos que arrastraron pertenencias y destruyeron hogares. A día de hoy, los pobladores insisten para evitar que la historia se repita.
“Ellos construyeron un embalse para regar su parcela de tomate, lo que bloqueó el flujo del agua y causó que nuestras casas quedaran bajo el agua”, comentó otro de los afectados.
“No estamos en contra de que trabajen ni de que rieguen sus cultivos, pero no a costa de nuestra seguridad. El año pasado perdimos todo. El gobernador nos dio un cheque de 6 mil pesos que no alcanzó ni para comprar un colchón”, enfatizó una de las vecinas, quien asegura que las pérdidas materiales superaron los 40 centímetros de agua dentro de su hogar.
El bloqueo del drenaje no solo representa un peligro para los habitantes de Nío, por lo que han solicitado que el módulo retire el tapón de desagüe para que pueda soportar el caudal de agua durante las temporadas de lluvia. Sin embargo, las respuestas han sido insuficientes, pues aunque el presidente del módulo Bamoa aseguró que ya se limpió, vecinos enviaron evidencias del taponamiento.
“Aquí no es solo cuestión de desagües. El problema es que los particulares piensan en su beneficio sin considerar el daño que causan a toda la comunidad. Si nos volvemos a inundar, ¿quién va a responder? No podemos quedarnos de brazos cruzados esperando otra tragedia. Ya perdimos muebles, electrodomésticos, ropa, todo”, señaló otro de los afectados, mostrando fotografías del desastre del año pasado.
Ante la inminente llegada de nuevas lluvias, los habitantes de Nío están exigiendo a las autoridades locales que tomen cartas en el asunto. Insisten en que se eliminen los bloqueos en el drenaje y se garantice que no vuelva a repetirse una situación similar a la vivida en 2023. Los vecinos consideran que la negligencia tanto de los responsables de los embalses lo que pone en riesgo la seguridad y el bienestar de toda la comunidad.
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“No estamos dispuestos a sacrificar nuestras vidas y nuestras casas por salvar una parcela de sandía. Entendemos que todos tienen que trabajar, pero no puede ser a costa de que nosotros perdamos todo”, finalizó uno de los afectados.
Mientras tanto, la comunidad sigue pendiente de las previsiones meteorológicas, con la incertidumbre de no saber si este año también será víctima de las inclemencias del tiempo y la falta de prevención de las autoridades.
Las experiencias del pasado han dejado una huella imborrable en los habitantes de Nío, quienes ahora buscan protegerse y evitar que una nueva tormenta los arrase, tanto física como emocionalmente.