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Sinaloa.- Un sismo de 4.7 grados, que se califica como de intensidad moderada-alta, se registró la mañana de este lunes 11 de abril en el estado de Sinaloa, es el primero del mes de abril.
El temblor se marcó por el Servicio Sismológico Nacional a las 5:37 horas a 129 kilómetros al suroeste de Eldorado, Sinaloa, a una profundidad de 10 kilómetros, muy expuesto a la superficie.
Luego de varias semanas sin movimientos, Sinaloa de nuevo se estremece con este evento que fue poco percibido por la población pese a que llegó a una hora en la que ya una gran cantidad de habitantes inicia su jornada.
Este es el movimiento número 40 del año y representa también el más intenso del 2022, ya que los anteriores no superaron los 4.5 grados de magnitud, según se marca en el catálogo de eventos del SMN.
Desde el 27 de marzo no se reportaba un movimiento en la entidad, cuando a las 3:18 horas se dio un sismo a 44 kilómetros al noroeste de Culiacán, Sinaloa que se marcó en 3.6 grados, de menor peligrosidad.
Hasta el momento no se reportan daños por el sismo de este 11 de abril, y no se descarta que por su intensidad, se registren réplicas a lo largo de las próximas horas de este lunes, que amanece movido para la entidad.
¿Qué origina los sismos?
El Servicio Sismológico Nacional indica que la capa más superficial de la Tierra, denominada litósfera es una capa rígida compuesta por material que puede fracturarse al ejercer una fuerza sobre él y forma un rompecabezas llamado Placas Tectónicas.
Estas placas viajan como “bloques de corcho en agua” sobre la Astenosfera, la cual es una capa visco-elástica donde el material fluye al ejercer una fuerza sobre él. Estos desplazamientos aleatorios de las placas son debidos a movimientos convectivos en la capa intermedia de la Tierra o manto, esto es, material caliente del interior de la Tierra sube a la superficie liberando calor interno, mientras que el material frío baja al interior.
Este fenómeno provoca el movimiento de las placas y es justo en los límites entre placas, donde hacen contacto unas con otras, se generan fuerzas de fricción que mantienen atoradas dos placas adyacentes, produciendo grandes esfuerzos en los materiales.
Cuando dichos esfuerzos sobrepasan la resistencia de la roca, o cuando se vence la fuerza de fricción, se produce la ruptura violenta y la liberación repentina de la energía acumulada, generándose así un temblor que radía dicha energía en forma de ondas que se propagan en todas direcciones a través del medio sólido de la Tierra.