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Culiacán, Sin. – El que haya menos asistencia de feligreses a las iglesias se justifica por el COVID-19, pero va más allá que eso, lo más preocupante es la indiferencia y que las personas se declaren sin religión porque la esperanza aumenta cuando las personas creen en algo, dijo el vocero de la Diócesis de Culiacán, Esteban Robles.
Expresó que en la iglesia católica se tienen que plantear más preguntas para poder responder más de fondo pues el sentido de trascendencia en el ser humano existe, pero el cómo se busca esa trascendencia se convierte en un reto muy grande porque si bien en presencial no hay mucha gente, en plataforma digital hay mucha gente y que aun cuando baje la pandemia, las conexiones continúan en la fan page: misa en Culiacán
“Lomas preocupante, no es tanto que no asistan sino la indiferencia porque estamos viendo. La esperanza aumenta cuando las personas creen en algo y en el mismo censo también viene que hay personas que se declaran sin religión, que no creen en nada y eso para nosotros que formamos parte de un sistema que queremos dar esperanza, nos afecta”, dijo y lamentó que los suicidios van en aumento, la indiferencia y el individualismo porque van a donde mejor le acomoda, sin arraigo.
Mencionó que hay que reconocer que la mayor parte de los feligreses son adultos mayores y que son los más vulnerables en la pandemia, pero para eso han servido las plataformas digitales.
En entrevista en la mesa de análisis de Línea Directa expresó que desde el inicio de la pandemia, las iglesias estuvieron abiertas para la oración, lo que se siguieron fueron los protocolos de distancia, uso de cubrebocas y sana distancia en las misas.
Indicó que la iglesia católica con una estructura de más de 20 siglos surge como una necesidad de asociarnos y cuando llega este relajamiento de no acudir, si no hay deseo de trascender, la vida cobra un sentido,
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Agregó que la iglesia funciona como una familia para el sostenimiento, se ha tenido la solidaridad de la sociedad, igual se apoya a las parroquias menos favorecidas de la periferia o lugares apartados, pero también la iglesia tiene su brazo social para ayudar a los que no tienen nada.
