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Portugal.- El COVID-19 llegó para transformar muchos de los escenarios de nuestra vida cotidiana, pues ante el peligro latente de un posible contagio, nuestra manera de relacionarnos con los demás y con el entorno, ha cambiado. Sin embargo, esperanzados en el proceso de vacunación, personas alrededor del mundo esperan retomar sus vidas ‘normales’ en algún momento.
Sin embargo, frente a la vacuna suelen haber muchos mitos o miedos que han hecho que algunos individuos no quieran vacunarse. Así pues, partiendo de esta premisa y de que la Vacuna contra el COVID-19 debería ser aplicada a personas de todas las edades, científicos en todo el mundo trabajan arduamente en opciones para inmunizar a la población global.
Pero han sido los científicos de Portugal quienes han ido más allá de todo, pues están desarrollando un plus en vacunas anti Covid, el cual mantiene a los ojos del mundo puestos en este proyecto.
Según se ha informado, el Instituto Politécnico de Oporto (IPP) de Portugal trabaja actualmente en una vacuna comestible contra el COVID-19, la cual está hecha a base de plantas probióticos con microorganismos modificados genéticamente que son beneficiosos para la salud. El director del proyecto, Rúben Fernandes, explicó:
Esta tecnología no pretende sustituir a las actuales. Por el contrario, nuestra intención es potenciar la acción del sistema inmunitario para que las vacunas utilizadas actualmente funcionen con mayor eficacia.
La vacuna podría estar presente en algunos alimentos a través de modificación genética y ser ofrecida al público de manera sostenible y segura. Fernandes manifestó:
Además de las papas, también se produjeron vacunas contra la hepatitis B en el arroz y los plátanos. Las vacunas comestibles contra el primer virus de la familia del SARS (que causa el síndrome respiratorio agudo severo) ya se han producido en tomates.
El siguiente paso es elegir las plantas frutales que se van a modificar, además de elegir los mejores probióticos (bacterias) in vitro, y luego probarlos en animales.
Este proyecto que sigue llamando la atención en todo el mundo podría desarrollarse en su completitud durante los próximos seis meses o un año.