Culiacán, Sin.- La muerte se asomó de tarde. Desde una camioneta blanca de modelo reciente. Como su fuera ajuar de novia. Bajaron tres sujetos jóvenes que comenzaron a disparar contra los de la Honda CRV gris modelo 2018 dice un joven que pasaba en esos momentos y que pensó se trataba de algún grupo de investigación vestidos de civil.
“Yo los ví. Pensé que eran investigadores porque andaban de civil y con R-15. No sé si me vieron, pero pasamos varios carros. Luego comenzaron a disparar y lo único que hice fue agacharme y acelerar. Luego levanté la vista y salí rápido de allí. Ya no supe que pasó, pero a varias calles seguía escuchando los balazos” señaló el joven quien dice seguir temblando, no de miedo, sino de la adrenalina que le provocó la escena.
El tableteo de los “cuernos” se escuchó a varios kilómetros de distancia. La prueba son los vídeos que subieron a las redes sociales instantes después de la balacera, donde hasta algunos gritos de algunas personas que grabaron desde las azoteas de los domicilios, se escuchaban en tono de algarabía al tiempo que la imagen del vídeo se mueve en dirección donde se escucha la balacera en un intento vano de grabar a las s autores.
Algunos ciudadanos acostumbrados a no solamente convivir con la muerte, si no a también faltarle el respeto sacaron sus teléfonos y rápidamente comienzaron a grabar la escena donde yacen los cuerpos de dos jóvenes masacrados por más de 300 balazos escupidos por los rifles humeantes que retaron a la autoridad cuya sede se encuentra a un kilómetro de distancia.
Los curiosos al igual que los gatilleros tuvieron todo el tiempo del mundo para realizar sus actividades, pues según la declaración del secretario de seguridad, Cristóbal Castañeda Camarillo, fue siete minutos después del ataque cuando el centro de mando recibió el reporte de la balacera y esto dió tiempo para que los vídeos estuvieran circulando en las redes sociales primero que el reporte de la doble ejecución.
Horas más tarde un grupo de agentes que integran en Bomu lograron detener y asegurar una residencia con dos vehículos blindados en su interior, así como también armas largas, municiones y equipo táctico que en caso de que se llegue a comprobar su participación en la balacera, se podría decir que la guarida de la muerte estaba a menos de 300 metros del sitio del atentado.
