Hubo muchos incrédulos (entre ellos me cuento yo) que no veíamos a los Tomateros para ganar el playoff eliminatorio a los Cañeros. Se pensaba, o pensábamos, que los verdes tenían mejores argumentos para definir a su favor ésta batalla y mantener sus aspiraciones de conquistar por primera vez en su historia un bicampeonato.
Pero estoy de acuerdo en que la postemporada es otro béisbol, que se juega de diferente manera, aunque las reglas y sus protagonistas sean los mismos. Y eso fue lo que demostraron los Guindas: la cara y el coraje de unos juegos eliminatorios que voltearon totalmente la tortilla. El equipo tapó muchas bocas.
Existieron también las críticas con algunos ordenes al bat con que jugó el “Fello” Amézaga, sobre todo en aquellos partidos donde incluyó a Luis Roberto Verdugo y Jesús Fabela, el primero por su pésimo desempeño con el bat y el segundo por venir de una lesión.
Sin embargo, los movimientos y las corazonadas le funcionaron al manager, a quien también no veíamos llegar hasta el final del calendario regular por esa segunda vuelta tan mala.
La cara le cambió al equipo con la llegada de los dos refuerzos venezolanos, convirtiéndose en piezas claves para decidir algunos de los cuatro triunfos ante Los Mochis, principalmente aquel descomunal cuadrangular de Herlis Rodríguez en la décima entrada del cuarto juego.
Factor importante también, y esto debemos destacarlo con mayúsculas, fue el regreso de Peter O´Brien a su rol de jugador clutch a la ofensiva. Peter arrastró una pésima racha en la segunda mitad del calendario, batalló mucho para tener buenos contactos y sus batazos ahora llegaron en el momento más oportuno.
Los papeles se invirtieron para los Cañeros. Sus mejores cañones se apagaron, comenzando por Yasmani Tomás, su cuarto bat. Y de su refuerzo Roberto Valenzuela no obtuvieron lo que esperaban, como tampoco esperábamos que cargara con el equipo.
PREMIO. Soltó la Liga los primeros resultados de las votaciones a lo mejor de la campaña, y la designación de Benjamín Gil como Manager del Año dividió opiniones. Algunos consideran que no lo merecía porque llegó para la segunda vuelta, pero otros creen que haber levantado a un equipo como los Charros y ganar la segunda mitad del rol lo justifica.
Lo cierto es que esa varita mágica que trae consigo el tijuanense le sigue dando buenos dividendos, como los que obtuvo con Culiacán. Si lo merece o no, es harina de otro costal. Gil se encontró con un equipo partido y posiblemente hasta con problemas internos. Les cambió totalmente la cara y los metió a la postemporada, que creo, ya es ganancia.
