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Seamos serios

Un gobierno, de cualquier nivel, trasciende en función de la obra material que realiza, pero además por la seriedad de sus acciones, la formalidad de sus...

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Un gobierno, de cualquier nivel, trasciende en función de la obra material que realiza, pero además por la seriedad de sus acciones, la formalidad de sus dichos y la empatía de sus decisiones con los gobernados.

De los hechos y dichos de gobierno se puede agradecer siempre una pincelada de atrevimiento, irreverencia y hasta de buen humor, dependiendo del asunto del que se trate, pero el exceso en esta búsqueda hace que se linde, o se caiga, en el ridículo, la arrogancia y se evidencie que se actúa a lo tonto, sin prever ni calcular los efectos de las posturas de gobierno. Y todo cuanto se haga cuenta.

Si no se tiene el ingenio para enviar el mensaje adecuado, se muestra una cara diferente, la de un gobierno limitado, simplista y despreciativo de la inteligencia de los gobernados, porque los considera capaces de “tragarse” lo que les dé sin hacer gestos ni críticas.

Cuando en diciembre pasado el Ayuntamiento de Guasave anunció un gran evento para dar algunos regalos a los niños por las fiestas decembrinas, se pensó que el que lo denominaran “Guasavetón” era una decisión que si bien podría llevar oculto algún mensaje subliminal, no pasaría de ser una ocurrencia pasajera que sería superada.

Luego se vio que no. Que quien se encarga de la denominación de este tipo de eventos o programas cedería a la tentación de ir más lejos.

Hace unas semanas la presidenta municipal, Aurelia Leal, anunció lo que en nuestro particular punto de vista puede ser uno de los programas que mayores dividendos le puede dar, tanto políticos como en efectividad de acercamiento con la gente.

Se trata de llevar atención a la gente hasta su comunidad. Salud, gestiones, servicios públicos y cultura una vez por semana a una sindicatura diferente. Buena idea.

Ante ello, parecía necesario que la denominación del programa fuera mediante un nombre o frase formal, prudente, discreta y seria, sin llegar a lo circunspecto, que pudiera incluso contener algo del sentido del emblema asumido por este gobierno, “Por el rescate de Guasave”.

Pero no. ¿No van y le ponen a ese importante programa el nombre de “Guasavetón”? Qué mensaje tan serio de carencia de ingenio y creatividad se envía con ello, pero además desparpajando, torciendo y distorsionando el nombre de Guasave innecesariamente.

Y ahora que se vino la crisis de la basura sacan el programa “Barretón”, (en serio, así lo llamaron oficialmente) que no es otra cosa que el que los funcionarios del gobierno municipal salgan a la calle escoba en mano, lo que en lo particular no me parece una mala idea si se trata de enviar un mensaje que genere empatía con la sociedad a fin de que esta se solidarice con el gobierno ante el conflicto con la empresa PASA.

¿Pero por qué a esa acción nombrarla con ese mote que hasta da la impresión de acorrientarla, a pesar de que el fin que persigue es loable? ¿Pero qué necesidad?

No para ahí todo esto. Este pasado fin de semana organizaron un festejo con motivo del “Día del Niño”, al que llamaron “Parquelandia del Guasavetón”. Grotesco. Qué necedad.

Y hay más en toda esta parafernalia ridícula y de mal gusto. Uno de los camiones que tiene el municipio para el movimiento principalmente de deportistas guasavenses hacia otros puntos del estado y del país está rotulado con grandes y llamativas letras con el terminajo “Guasavetón”, en una de esas inexplicables cuanto risibles decisiones que pudiera pensarse representan el real nivel del actual gobierno municipal, que espero no sea el caso.

Seamos serios. Ya empiezan a circular chistoretes a costillas del “Guasavetón” y todos sus derivados. Creo que se puede ser más prudente en el uso de este terminajo.

Fuente: Internet

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El tener la oportunidad de servir a la gente desde el gobierno debe ser, además de una extraordinaria responsabilidad, un gran privilegio que obliga a quien tiene esa oportunidad, de hacerlo con el más alto sentido del honor, seriedad, disponibilidad y actitud.

Los ciudadanos merecen y demandan un trato digno, cortes y prudente. Es lo que menos esperan de parte de quienes los atienden desde el servicio público.

No se puede servir en base a ocurrencias. Quien tiene ese privilegio de servir a los demás debe de entender que la línea que separa al afán de ser simpático del grotesco ridículo es muy delgada.

Queremos funcionarios públicos serios, que inspiren confianza, de buen trato y solidarios. Lo peor que nos puede pasar como ciudadanos es que en aras de aparecer simpáticos, graciosos o divertidos, esos novatos y engreídos servidores públicos caigan en payasadas.

Hay muchos casos recientes que encajan perfectamente en el rango mencionado, pero me remito al más cercano. En la víspera del Día de la Bandera, la delegada del gobierno federal en Guasave, Yocelyn Hernández Jiménez, consideró que “deberíamos cambiar al águila del escudo por un ganso”, aprovechando una fotografía del regalo que en Campeche le hicieron al presidente de la república de dos animalitos de esta especie.

Lo hizo en sus públicas redes sociales. No se trata de falta de sentido del humor. Ocurrencias así nos han arrancado alguna sonrisa cuando vienen de ciudadanos que no forman parte de la estructura de gobierno, y que por ese solo hecho están obligados a ser cuidadosos de las formas, de lo que dicen y de lo que hacen, mesurados y cautelosos, sin que ello los obligue a ser circunspectos permanentes.

Tampoco nos asustamos de ello, pero es pertinente, creo, un llamado a la prudencia. Muy lejos de ser simpática, pareció a muchos de muy mal gusto la inoportuna impertinencia.

No fue algo que le pareciera gracioso a la gente, aparte de a los incondicionales ansiosos de ganarse sus simpatías en espera de que ella sea factor para alcanzar algún trabajo en el gobierno. Es entendible.

La gente desea un mensaje diferente. De mayor madurez de parte de quienes hoy juegan un rol relevante desde el servicio público.

¡Seamos serios! Un buen trabajo desde una instancia de gobierno va mucho más allá de decir chistoretes en espera de que se los festejen.

Son cosas que la ciudadanía agradece mucho.

Fuente: Internet

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