El conflicto entre las Repúblicas de Rusia y Ucrania, ha capturado la atención de los habitantes de todos los mexicanos, y por supuesto, de los pobladores de nuestro mundo llamado tierra.
Algo positivo que le veo a la referida guerra, es que por el momento y de alguna manera nos alejó del tema de la pandemia del COVID-19, así como del pleito AMLO-LORET de MOLA y el falso abrazo entre Estrada Ferreiro y Rocha Moya.
La realidad, es que en éstos momentos, ricos y pobres, feos y guapos, chapos y grandotes, dientones y molachos, greñudos y pelones, académicos, y analfabetas, hombres y mujeres de todas las religiones, oficios y profesiones, hemos puesto nuestra atención al evento que algunos consideran pudiera ser el inicio de la tercera guerra mundial.
Claro, hay muchos que les vale un sorbete lo que pueda ocurrir más allá de las fronteras que delimitan sus intereses particulares del resto de los mortales.
Sin embargo, la realidad es que la simple posibilidad de un enfrentamiento nuclear y sus catastróficas consecuencias para la humanidad, a la mayoría nos ha hecho abrir los ojos más de lo común, y afinar el oído ante las noticias que nos llegan desde la lejana zona de las confrontaciones.
Y atentos todos, ahí sí que todos, ante lo que digan o insinúen dos poderosos hombres; es decir, los presidentes de Rusia y el de los Estados Unidos de Norteamérica.
De las palabras y declaraciones del Ruso Vladimir Putin y del gringo Joe Biden, depende en gran medida el grado de peligrosidad que para la humanidad puede representar la guerra declarada entre soviéticos y Ucranianos.
Pero claro, si alguien piensa que la guerra del momento está peleada con el sentido del humor de los mexicanos, estaría en un gran error y muy lejos de la realidad.
Y que la mordacidad y el ingenio que distingue a los connacionales, al momento de darle “vuelo a la hilacha” con las bromas y su peculiar manera de caricaturizar hasta al más delicado de los dramas, es de todos conocido.
Por cierto, una de las primeras víctimas de la hilaridad del ingenioso pueblo mexicano, es nada más y nada menos que el Presidente de Ucrania Volodymyr Zelynskiy.
La raza brava no pudo pasar por alto el ver al aguerrido y rebelde Presidente Ucraniano encajarse el uniforme militar y lanzarse a la calle con el fusil en la mano para enfrentar al lado de sus fieles tropas a las peligrosas aeronaves artilladas de Rusia.
Para millones de habitantes del mundo, el arrojo del Presidente invadido, fue aplaudido y considerado como un acto de valentía, humildad, solidaridad y amor por su patria.
Para otros, se trató de un acto temerario y fuera de contexto, ya que la función que le corresponde al Presidente de un País en guerra , antes que nada es salvaguardar su integridad física y política para encabezar y dirigir desde un punto estratégico las maniobras de su ejército, cuando éste lucha por la defensa de su Patria.
Pero, mientras la discusión y polémica respecto a la acción emprendida por el Presidente de UCRANIA sigue su marcha, el pueblo mexicano, fiel a su idiosincrasia le puso el azúcar al pastel, al comparar al camarada Volodymyr Zelynskiy con el famoso y divertido personaje cómico conocido como el General Agallón Mafafas, y su fiel compañero de aventuras, su “valiente” subalterno Juan Gárrison.
Mafafas y Garrison, fueron dos divertidos personajes de las viejas series “LOS POLIVOCES” transmitidas por la televisión nacional y que tanto divirtieron a pasadas generaciones… Ambos lucían con orgullo sus uniformes de gendarmería, aunque su efectividad dejaba mucho que desear…Cosas pues, de la sátira pueblerina.
ENTRE FIESTA, CORAJES Y OTRAS COSAS
En Mazatlán ya empezó el carnaval, y los originales del puerto, se mueven entre risas y corajes; Al parecer, entre divertidos y disgustados.
Las risas, son desde luego provocadas por la celebración del magno evento; Y por el lado adverso de la moneda, se denotan ciertos corajes.
En este último caso, la indignación es por la forma en que la bella imagen que busca ofertar el puerto ante los ojos del turismo internacional, se ve pisoteada por el asalto de que han sido objeto alguno parques, jardines, esquinas y banquetas por parte del llamado turismo económicamente pobre.
La instalación de casitas de campaña, carpas y otras obras arquitectónicas producto del ingenio de la gente, lucen orgullosas y son mecidas de manera majestuosas por los vientos marinos.
Ahí han aterrizado los sueños y anhelos de las clases sociales económicamente pobres, mismas que con todo el derecho que les asiste, hicieron su gran esfuerzo para no perderse el famoso carnaval de la Perla del Pacífico.
Los mazatlecos indignados, seguramente no se oponen a que la gente de escasos recursos económicos arribe a Mazatlán para disfrutar la magna fiesta.
La molestia es más bien, por el mal aspecto que su puerto ofrece a la vista de los turistas del primer nivel que arriban a disfrutar del carnaval, restándole el glamour, belleza y elegancia de altura que se ha promovido en el mundo.
Ante ésta singular controversia, no estaría de más la sugerencia a las autoridades municipales de Mazatlán, para que en fechas posteriores se prevengan y destinen algún espacio público, alejado de la zona turística en el cual los turistas de clases económicas menores se puedan instalar con sus carpas y casas de campaña, sin menoscabo de la imagen que Mazatlán se merece como destino de alto turismo.
Con esa medida se evitaría además, que la insalubridad y contaminación que los “turistas” generan en el entorno por no contar con los servicios sanitarios adecuados, afecte a los residentes de las zonas aledañas…Ya acabé…Nos vemos enseguidita.