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Refundir a García Luna

El secretario de seguridad de Felipe Calderón se quedará en la cárcel, el bote, la crujía, el tambo, el sin luz, penal, mazmorra, calabozo o cualquier sinónimo...

Juan Ordorica
Juan Ordorica | Analista y columnista Línea Directa

El secretario de seguridad de Felipe Calderón se quedará en la cárcel, el bote, la crujía, el tambo, el sin luz, penal, mazmorra, calabozo o cualquier sinónimo que a usted se le pueda ocurrir. El defenestrado y exencargado de velar por la seguridad de las y los mexicanos fue encontrado culpable en cinco diferentes cargos relacionados con el tráfico de droga a Estados Unidos. Los testimonios de unos cuantos delincuentes fueron suficiente para determinar el futuro del expolicía y productor cinematográfico aficionado.

El contubernio entre delincuentes y servidores públicos está normalizado en México. Actúan como si nunca fueran a tener consecuencias por sus actos. Afortunadamente, parece que sí existen las consecuencias. El ascenso de los criminales no se puede entender sin una cooperación directa con el Poder. Tuvo que ser un país extranjero quien entregara algo de justicia a la hora de juzgar al Poder. Es una lástima que en nuestro país no se tenga la voluntad de perseguir a los poderosos.

Tal vez porque todos son parte de la misma fosa séptica y nadie quiere ser sacado de ella.

En ese sentido, López Obrador tiene una oportunidad dorada. Una de las más grandes fijaciones del actual presidente es entrar en los libros de textos de la SEP como uno de los figurines de bronce de la retorcida historia mexicana. El destino le está regalando esa oportunidad. Tiene en sus manos pasar a la historia como el presidente que en verdad hizo una diferencia al desarticular y llevar a los tribunales a políticos que se beneficiaron de la muerte de cientos de miles de compatriotas con el propósito de enriquecerse. Está en su derecho de lucrar políticamente de la corrupción criminal de gobiernos anteriores, pero es su obligación enfrentar judicialmente a esos delincuentes que mismo denomina de cuello blanco.

Sería una desgracia más para el país que la lucha en contra de la corrupción se quedara en el discurso. García Luna puede ser un buen botín político, pero la voluntad de perseguir a sus cómplices podría convertirse en un hito histórico comparable con las luchas de Independencia o Revolución que tanto le gusta recordar a nuestro mandatario.

Es injusto cargar la responsabilidad plena a López Obrador. Aún así, el momento histórico está en sus manos. A él le toca actuar o dejar pasar. El presidente es un ser de Política. Sus principales resultados están en el área política, pero eso no es suficiente. Hay tiempos para grillar y hay tiempos para actuar. Le toca ser gobernante y ayudar a limpiar el mugrero que se creo por décadas. Los discursos de quitar la respetabilidad a los corruptos se quedarán muy huecos si no vemos una actitud más activa. El pueblo lo apoyará. No tendrá problemas para actuar en contra del pasado. La pelota es suya.

Por el lado de la oposición, específicamente el PAN, también puede convertir la tragedia nacional en una oportunidad preciosa. En el corto plazo es, sin duda, un golpe brutal a la poca credibilidad del único partido de derecha del país; sin embargo, si tuvieran un poco de talento, podrían aprovechar está oportunidad para romper con un pasado que dañó al país. Podría ser un momento crucial en la recomposición del destino del blanquiazul. Quedarse en la negación o intentar justificar el pasado traería consigo la puntilla para arrojar a las sombras a lo que queda de esa institución.

Concuerdo con el presidente cuando dice que García Luna no actuó solo. Detrás de él existen decenas de personas (tal vez cientos) que hoy están en libertad. ¿Acaso SEDENA y SEMAR están puros, libres y sin mancha? ¿No hay otros políticos que también merecen refundirse?

El caso de García Luna tiene dos opciones: ser el principio o el final de la lucha frontal y verdadera en contra de la corrupción y delincuentes formados desde el Poder. Muchos deseamos de todo corazón que este sea el inicio, pero, por desgracia, todo parece indicar que será el fin. García Luna será refundido en la cárcel y pronto pasaremos a otros temas. México requiere cerrar el capitulo más sangriento y trágico de su historia moderna. Todos deseamos que los políticos comprendan la trascendencia histórica de las decisiones que están por tomar.

¿Usted qué opina, amable lector? ¿Refundir a García Luna es suficiente o debería ser el inicio de algo más grande?

 

Fuente: Internet

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