El tema del financiamiento público a los partidos es recurrente. Esta semana la diputada local Francisca Abelló Jordá consideró procedente la reducción del presupuesto para la operación de los partidos por el orden del 50 porciento, y creo que lo es.
Cada año el dinero que gobierno del estado entrega sol para la operación de los partidos es entre 120 y 130 millones de pesos. Cuando es año electoral ese presupuesto se incrementa aproximadamente un 50 porciento para pagar las campañas de los candidatos. Solo en 2021 ese gasto fue de 190.9 millones de pesos.
El asunto es relevante, más cuando se calcula lo que es posible realizar con ese dinero si se usara para hacer obras y prestar servicios públicos que incidieran en el mejoramiento de la calidad de vida de los sinaloenses.
Una pregunta: ¿Cuántas vidas de sinaloenses pobres se podrían salvar cada año con esos recursos si se usaran para comprar medicinas, tener más médicos y mejor pagados, además de hospitales bien equipados?
Otra: ¿Cuántos de esos miles de niños sinaloenses que reciben clases en mal llamadas aulas, sufriendo calor, frío o lluvias, pudieran tener escuelas dignas y más y mejores maestros si ese dinero que se llevan los partidos se usarán en la educación?
En desvergonzada complicidad todos los partidos se han blindado para evitar reducciones, de tal manera que aunque baje el número de partidos el presupuesto para ellos se mantenga y les corresponda más en el reparto.
No creo prudente acabar con el financiamiento público de tajo, pero si apelar a su moderación. Hay razones para hacerlo. El dinero no es lo más importante para obtener el voto ciudadano. Es un factor importante, pero no lo es todo.
Va un apunte sobre tal aseveración tomando como base el primer gran golpe a los partidos tradicionales en Sinaloa en 2018. Para ese año electoral de financiamiento estatal el PRI recibió dinero público por el orden de los 44.3 millones de pesos, el PAN 24.7 millones de pesos y el PRD 9.1 millones de pesos. El PRI sufrió la peor derrota de su historia en el estado, el PAN quedó el tercer lugar y el PRD no alcanzo ni tan siquiera el porcentaje requerido para mantener el registro.
El dinero no lo es todo, pero cómo lo defienden, porque quienes resultarían inmediatamente afectados en una reforma para moderar el financiamiento son los únicos que pueden aprobarla.