El teatro Ángela Peralta se vestirá de gala este 31 de marzo. Los tres poderes del Estado de Sinaloa se trasladarán y se reunirán en dicho teatro. Se va a declarar al puerto de Mazatlán, ciudad heroica.
A partir del 15 de abril de 1862 se inició oficialmente la guerra entre México y Francia y duro descalabro sufrieron los invasores el 5 de mayo de 1862 en la Ciudad de Puebla. Después, una a una fueron cayendo las ciudades de México en manos de los franceses, quienes entraban victoriosos marchando al grito de “Viva el emperador”.
A las 10 de la mañana del 10 de junio de 1863 el ejercito franco-mexicano hizo entrada solemne a la capital de México, al frente de la marcha destacaba el Mariscal de Francia y Senador del Imperio, Elías Federico Forey, quien había sustituido al General Lorencez, al que se le relevó del cargo, al fracasar el primer intento de la ocupación de Puebla.
A los puertos de San José del Cabo, La Paz, Guaymas y Mazatlán les tocó vivir los conflictos de la intervención. Dos años de permanencia francesa dejaron en esos lugares recuerdos imborrables, lo mismo en Copala, Rosario, La Embocada, Malpica, Concordia, Mesillas, La Noria, Siqueros, Escuinapa, Villaunión y Mazatlán. En Sonora fueron Ures, Arizpe, Álamos y Hermosillo. También Navolato fue tomado por los franceses. Altata no olvida al “Lucifer”, y en San Pedro, fueron derrotados los franceses el 22 de diciembre de 1864.
Ignacio Ramírez el “Nigromante” presenció el arribo desde la atalaya del “Cerro de la Nevería”: “desde el miércoles Santo, que había aparecido por el Puerto Viejo una fragata francesa la “Cordelliere” con 6 cañones por banda, 600 hombres de tripulación y otros tanto de desembarco.
Ignacio Ramírez el “Nigromante”, vivía en el Puerto de Mazatlán en 1863, un año antes de la ocupación francesa, y nos describe a Mazatlán de esa época: “Mazatlán, con sus 18,000 habitantes, su fama legendaria, su proverbial riqueza y sus bellezas naturales es sin disputa, la ciudad más interesante del estado de Sinaloa a pesar de que ciertos sentidos, le disputa Culiacán este puesto. El pueblo es limpio, alegre, bullicioso y desconoce por completo las miserias.
Al tener que trasladarse a Culiacán, el Nigromante, debido a las circunstancias de la invasión en Mazatlán, escribió: “Adiós Mazatlán, flor de las bellas ciudades, regalo y delicias de sus moradores, amparo de los extranjeros y escuela de cortesía, ejemplo de lealtad y satisfacción de todos aquellos que viven en esta rica y bien fundada ciudad”.
Para los franceses no era la belleza lo único que les entusiasmaba de Mazatlán, era sobre todo el valor estratégico que representaba Mazatlán para la Escuadra Francesa que operaba en el Pacífico. Era el centro comercial más próspero, y desde París Napoleón III , soñaba con convertir los Estados de Sonora y Sinaloa en una colonia sujeta a Francia.
