Una regla no escrita dice que un extraordinario jugador nunca será un buen manager. La escuché por primera vez cuando Héctor Espino intentó escribir su historia como timonel después de consagrarse como el mejor pelotero mexicano de todos los tiempos, pero desafortunadamente no pudo transitar con el mismo éxito que tuvo en las dos ligas más importantes del país.
Después del “Supermán de Chihuahua”, Matías Carrillo ha sido considerado como el segundo mejor jugador y bateador de la pelota azteca. Pero en el papel de timonel, los números del “Coyote” no ha tenido una ruta paralela como la de Espino. El sinaloense ha dirigido a infinidad de conjuntos en ambas Ligas, mientras que Héctor tuvo una breve estancia con aquellos Potros de Tijuana.
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Sin embargo, a Carrillo la suerte no le ha favorecido mucho. Realizó buenos trabajos con algunas organizaciones, pero no consiguió la continuidad que muy pocos managers han logrado. Por ejemplo, en la LMP llevó al título (2013-2014) y galardonado como el “Manager del Año”, pero al siguiente torneo fue cesado tras caer el equipo en un bache.
A los Algodoneros de Guasave los llevó a una final, pero se quedó muy cerca de romper esa maldición que pesa sobre el equipo desde 1973, un año después de que ganaron por primera y única ocasión el campeonato. Matías ocupó el cargo en otros clubes sin alcanzar la meta.
En verano también ha capitaneado algunos clubes, como al conjunto de sus amores, los Tigres (ahora de Cancún), a los que condujo al título en 2011.
Precisamente en ese circuito el sinaloense acaba de tropezar con la misma piedra, al ser despedido como piloto de los Bravos de León, dejando al conjunto en la penúltima posición de la zona Sur. Su relevo es una ex estrella de las Grandes Ligas, Miguel Tejada, a quien la afición de Guanajuato tuvo la oportunidad de verlo en el campo defendiendo esos colores al final de su carrera.
Matías fue de los pocos managers mexicanos que recibieron la oportunidad de dirigir este año, y el primero en recibir las gracias, en una campaña en la que hasta en ese cargo los dueños de clubes minimizaron de la misma forma como lo hicieron con una gran cantidad de peloteros nativos.
Existe un déficit muy grande de timoneles en México, pero, sobre todo, pocos o casi nadie hace huesos viejos. Es el cargo más incomprendido, porque un año puedes estar en la gloria y al siguiente en el infierno. Y en ese rubro, Matías es un elemento incomprendido y poco valorado que ha recorrido varias veces ese camino.
Junto con Carrillo otros cinco pilotos aztecas arrancaron la campaña, pero solo Matías y sus Bravos estaban navegando en la posición más incómoda luego de 18 jornadas.
