El Reporte de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial establece que la polarización es uno de los principales desafíos a nivel internacional.
Actualmente, el contexto global está marcado por una guerra comercial entre Estados Unidos y China, impulsada por aranceles impuestos durante la administración de Donald Trump. A esto se suma la guerra entre Rusia y Ucrania.
Hace unos días se eligió al nuevo Papa, el número 267 en la historia de la Iglesia Católica. El cardenal Robert Prevost, nacido en Estados Unidos, eligió el nombre de “Papa León XIV”. Pertenece a la Orden de San Agustín, una orden mendicante dentro de la Iglesia Católica. En su primera aparición, llamó la atención por mostrarse como un hombre que no pudo contener las lágrimas: sabe la responsabilidad que tiene y no teme mostrar su fragilidad al mundo. Las lágrimas son un gesto de vulnerabilidad, pero también de fortaleza y sensibilidad. Su discurso reflejó una notable sencillez. Desde el primer día, ya se le ha denominado “el Papa de la paz”.
¿Qué impacto puede tener el Papa León XIV en las relaciones internacionales?
Es el primer pontífice originario de Estados Unidos y con nacionalidad peruana. Vivió durante 40 años en Perú, donde lideró a los agustinos. Fue ordenado sacerdote en 1982 y ha mostrado una clara ideología en favor de los marginados, los migrantes y la continuidad de una Iglesia humilde como la del Papa Francisco.
Su formación pastoral está profundamente conectada con América Latina: fue misionero, obispo de Chiclayo e integrante destacado de la Conferencia Episcopal Peruana. De Chicago a Chiclayo, y de Chiclayo al Vaticano. Su perfil y el papel diplomático del Vaticano lo convierten en una figura de gran impacto para las relaciones internacionales.
Se trata del segundo Papa latinoamericano, lo cual lo posiciona como un puente entre América Latina y el Vaticano. Esta región concentra cerca del 40% de la población católica mundial. Su pontificado podría enfocarse en temas clave de la agenda latinoamericana como la pobreza, la migración y la desigualdad.
La elección de un Papa estadounidense también puede facilitar el diálogo con Washington, especialmente en temas de justicia social y derechos humanos. Donald Trump ya expresó su disposición a colaborar con él.
Otro aspecto interesante es su doble nacionalidad, que le da una perspectiva integral para promover la integración entre América del Norte y América del Sur.
Mensajes en su primer discurso
En su primer mensaje, el Papa León XIV hizo un llamado a favor de “una paz desarmante, humilde y perseverante”. Con ello, envió una señal de que retomará la mediación en conflictos internacionales, tal como lo hizo en su momento el Papa Francisco —por ejemplo, en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.
El nombre que eligió rinde homenaje a León XIII, quien sentó las bases de la Doctrina Social de la Iglesia, defendiendo los derechos de los trabajadores y la justicia social, plasmados en su encíclica Rerum Novarum.
En la agenda internacional, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Agenda 2030) de la ONU incluyen temas que parecen alinearse con las prioridades del Papa León XIV: derechos laborales, defensa de migrantes y lucha contra el cambio climático. Su voz puede tener impacto en foros internacionales.
Su experiencia en crisis políticas latinoamericanas sugiere que mantendrá firme la defensa de los derechos humanos y la democracia. Su capacidad para mantener la unidad será clave para preservar la influencia del Vaticano como “soft power” en el escenario global.
Retos para la diplomacia vaticana
Su formación multicultural, el dominio de siete u ocho idiomas —inglés, español, italiano, francés, portugués, y conocimientos de latín, alemán y quechua—, además de su perfil jurídico y su lógica matemática, le brindan herramientas sólidas para ejercer un liderazgo internacional en tiempos de conflicto, como los que se viven en Ucrania o Medio Oriente.
Entre los desafíos relevantes está el fortalecimiento de la relación con México y América Latina en temas como la violencia y la migración. También es posible que, debido a su origen estadounidense, surjan nuevas vías de colaboración con figuras como Donald Trump, particularmente en la movilización de recursos.
Se trata de una figura con potencial para tender puentes en un mundo cada vez más fragmentado. Su perfil y su mensaje de paz lo perfilan como un actor influyente en la resolución de conflictos y la promoción de la justicia social.
El Papa y la inteligencia artificial
Este sábado, al dirigirse por primera vez al Colegio Cardenalicio, el Papa León XIV explicó que eligió su nombre también en referencia a la Revolución Industrial: “Hoy la Iglesia debe responder a otra Revolución Industrial: la de la inteligencia artificial”. Así, trazó un paralelismo entre la era de la máquina de vapor y la era de los algoritmos. Habló de los desafíos que representa la IA: la opacidad de los sistemas, la automatización del trabajo y las decisiones delegadas a entes que no sienten, no creen y no rezan.
El Papa destacó que la inteligencia artificial plantea nuevos retos: la defensa de la dignidad humana, la justicia y el trabajo. Este planteamiento revela una agenda centrada en la transformación e innovación, con la Iglesia como actor clave en las relaciones internacionales.
Conclusión
Vivimos tiempos de guerras, conflictos y desafíos globales. En este escenario, los mensajes de paz son un bálsamo, una motivación para seguir adelante. Por ello, hay frases que debemos recordar cada día, en nuestro ser, en nuestras familias y en la sociedad: “Si no hay perdón, no puede haber paz” y “Que una gran llama de fe y amor ilumine a toda la humanidad”. “Sin la fuerza de Dios, nada vale, nada es santo”.
Que la paz y la tranquilidad regresen pronto a nuestras sociedades y a nuestras familias.