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LA REACCIÓN DE LA TRIBU

Los Yaquis de Ciudad Obregón llegaron a Culiacán el viernes pasado bastante grave. Las dos derrotas sufridas en su terruño los colocó en una situación muy...

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Los Yaquis de Ciudad Obregón llegaron a Culiacán el viernes pasado bastante grave. Las dos derrotas sufridas en su terruño los colocó en una situación muy incómoda que seguro pocos en aquella ciudad les daban esperanzas de vida. Pero aun y cuando continúan conectados al oxígeno, sus probabilidades de llegar a la final siguen estando latentes.

En la capital de Sinaloa la tribu encontró un remedio a su enfermedad y no precisamente bajo recetas médicas. La desafortunada salida de JC Ramírez esa noche y la poca efectividad que ha venido mostrando Anthony Vázquez en sus últimas apariciones, tal y como lo apunté en mi última entrega, les dan esperanzas de revertir una serie que parecía sentenciada a favor de los Guindas desde que cayó el último out el miércoles anterior en la antigua cajeme,

A eso súmenle la también desventurada noche que a la defensiva tuvo el antesalista Michael Wing en el quinto juego, que me hizo recordar los años mozos cuando jugábamos en los llanos y señalábamos que “¡allí está el hoyo”!, en alusión a un defensivo que no atrapaba ni el aire. Wing se vio involucrado en tres jugadas de las cuales dos le redituaron dividendos a los Yaquis: aquel toque sorpresivo de Leandro Castro y su error en fildeo enseguida en un toque de sacrificio de Juan Carlos Gamboa.

Obviamente no vamos a demeritar el trabajo colectivo de Obregón, cuyos tres abridores hicieron un trabajo excepcional y su ofensiva supo resolver situaciones favorables. Dallas Martínez le ganó el duelo a Ramírez con todo y que le conectaron 8 hits; André Rienzo lanzó por nota el sábado pero sin ayuda de sus bateadores, perdiendo 1-0 ante Manny Barreda. Y lo que hizo Héctor Velázquez el domingo fue espectacular, como diciendo, “nadie me la hace dos veces”.

Ramírez ofreció tal vez su peor salida desde que viste la casaca Guinda. Nueve hits con 5 carreras en cinco episodios, son números a los que el nicaragüense no estaba acostumbrado a dejar sobre el campo. Aquel primer episodio de tres carreras fue una loza muy pesada para él y su cuadro. Nunca pudieron levantarse.

Vázquez no está bien, y no lo digo yo, lo dicen sus números. El domingo descansaba sobre su brazo la definición de la serie y evitar regresar a Obregón. Pero después de un arranque titubeante, la actuación de Wing en el cuarto episodio y un quinto acto en el que recibió cinco hits (tres de ellos extrabases) y tres carreras, dejó el partido con pocas esperanzas de una reacción por la forma como Velázquez y cinco relevistas los maltrataron en cinco innings.

La serie se reanuda este martes donde nació. A los aficionados Guindas los alienta la esperanza de que si ya pegó dos veces en aquel sitio, como quiera vuelve a pegar al menos una vez más. Pero cuidado, la tribu está encendida y motivada. Se necesitará algo más que otra gran actuación del chamaco Edgar Arredondo en el sexto juego, o que JC Ramírez vuelva a tomar el control de su etiqueta como ligamayorista si es que Culiacán quiere aspirar al bicampeonato y no al 13, que es un número de mala suerte.

Aquel toque. ¿Alguien de ustedes ha tenido oportunidad de ver a un Joey Menéses, Efrén Navarro o Jesse Castillo tratar de ganar la inicial con toque de pelota? Posiblemente no porque “asumen” bien el papel de aporreadores.

Pero enfrente, la noche del domingo Leandro Castro les dio una lección de que se pueden lograr ambas cosas si existe interés y aplicación. El moreno le dejó a Wing la pelota en la mano en aquel quinto capítulo en el que Obregón prácticamente sentenció el juego con par de carreras, y después, como para ponerle el moño al pastel, sacó aquel descomunal cuadrangular casi por todo el bosque central al que solo Jovan Rosa y Félix Pérez –ambos extranjeros- se han atrevido.

Bueno, ya no quisiéramos un toque sorpresivo, sino para avanzar al corredor. Navarro tuvo una oportunidad el domingo en la cuarta entrada, pero terminó ponchándose. El juego estaba allí 2-0 en contra con Menéses en la intermedia.

Merecido. Oscar Robles no podrá presumir un título en su incipiente carrera como manager, pero sí la del primer elemento que gana un premio al Novato del Año y de Mánager del Año en la misma organización.

Este lunes la Liga dio a conocer los resultados de las votaciones en la que el tijuanense ganó ese merecido reconocimiento por haber hecho de los Algodoneros de Guasave un equipo protagonista en el calendario regular. En mi opinión, estaba entre él y Gerardo Álvarez (Sultanes) el ganador, pero qué bueno que le tocó al ex ligamayorista.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Luis Alfonso Félix

Luis Alfonso Félix

Columnista

Luis Alfonso Félix

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