Tenemos hoy un problema de vida o muerte, una emergencia sanitaria para la que uno de los principales antídotos es el acceso a la información veraz. Lo demás está en manos de la ciencia.
Urge ser responsables al extremo y no hacer eco de noticias falsas o claramente amarillistas. Vayámonos a páginas se medios de comunicación serios, que tienen prestigio y no lo van a poner en riesgo publicando versiones de dudosa procedencia sobre el fenómeno. O de las instituciones oficiales de salud o de médicos y científicos reconocidos.
De veras, no colaboremos a la generación del pánico. El internet, las redes sociales y diversas plataformas de información juegan un papel preponderante en el comportamiento de la sociedad actualmente. Por lo mismo, y porque su uso se ha generalizado, hay que ser muy cuidadosos en el manejo de las mismas.
Circula mucha información falsa sobre la emergencia, desde dantescas escenas de personas buscando ayuda médica sin encontrarla, hasta curas milagrosas a la enfermedad.
Neutralizar una noticia falsa es tarea titánica para las autoridades y los medios serios. Hay que estar siempre muy atentos de toda información que encontremos en las redes sociales. No todo es verdad, y si nosotros no corroboramos su veracidad antes de compartirlas, estamos colaborando a ese caos.
Es cierto que este fenómeno, el uso perverso de las redes sociales, no es nuevo, pero el desarrollo de la tecnología y el fácil acceso a ésta mediante económicos dispositivos hace más relevante el problema.
De la esperanza que generaron de inicio, porque con éstas todos tendríamos la posibilidad de informar y opinar, de acabar con el monopolios de la información de los medios convencionales, las redes sociales se han convertido en la vía preferida para la propagación de noticias falsas, insultos y divulgación de ideas extremistas, desde la cómoda y cobarde posición del anonimato.
Hay gente que no puede distinguir entre un mensaje perverso o verdadero, dándolo por cierto y compartiéndolo irresponsable o inocentemente. Eso puede generar un gran daño.
Mucho aportamos todos para salir mejor librados de esta emergencia si asumimos reglas elementales de responsabilidad al divulgar información sobre la pandemia.