La globalización económica fue el resultado del progreso tecnológico y la innovación humana. Hoy, a nivel global, se está viviendo una transición: pasamos de un proceso de integración económica, como parte de la globalización, hacia un mundo con multipolaridad económica, política y social. En este escenario surgen bloques regionales y países emergentes con un papel clave.
A raíz de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, surgen nuevos desafíos. Por un lado, Donald Trump ha impuesto aranceles a varios países, lo que tendrá graves efectos comerciales, políticos y económicos a nivel internacional. La política arancelaria global está generando fuertes cambios en la economía.
Los mercados financieros están sufriendo impactos negativos debido a la incertidumbre. Ni China ni Estados Unidos tienen previsto retractarse en la imposición de aranceles.
Las preguntas obligadas son: ¿A quién afecta la guerra comercial? ¿Y quién termina pagando los aranceles?
China tiene mucho con qué negociar. Estados Unidos está utilizando la política arancelaria para alcanzar nuevos acuerdos que le resulten favorables. Se busca un nuevo entendimiento con China, una renegociación que permita evitar o cancelar las tarifas arancelarias.
Las empresas estadounidenses anticipan problemas en los costos de producción y ventas debido a estos aranceles, incluso aquellas que respaldan al presidente Trump.
La pandemia de COVID-19 cerró la economía a nivel mundial, particularmente en China, donde se originó. Gran parte de lo que se consume en Estados Unidos se fabrica en China —como teléfonos y productos manufacturados—, lo cual está generando aumentos en los precios de consumo y afectando el crecimiento económico global.
En este contexto, quienes terminan pagando los aranceles son los consumidores finales, al adquirir bienes y servicios encarecidos por las medidas comerciales. Si la economía estadounidense entra en recesión, esto afectaría directamente a México, especialmente en los sectores del acero, aluminio y automotriz. Un desplome general de los mercados podría desencadenar una crisis económica global.
¿Qué pasa con México?
En la guerra arancelaria impulsada por Trump, será interesante observar cómo se mueve el tablero internacional. En el caso de México, se prevé una renegociación en los sectores de aluminio y acero. El país no ha iniciado controversias ante la Organización Mundial del Comercio, a diferencia de otros que ya están tomando acciones. Aun así, México no se libra de los aranceles, y su economía enfrenta un panorama complicado.
¿Cuáles son las implicaciones para el comercio mundial?
Estados Unidos y China representan conjuntamente el 43% del PIB mundial, según el Fondo Monetario Internacional. Si esta guerra comercial escala, puede ralentizar el crecimiento económico y empujar al mundo hacia una recesión.
Peter Navarro, asesor comercial de Donald Trump, sugirió presionar a países como México, Vietnam y Camboya para que no comercien con China si desean mantener sus exportaciones a EE.UU.
En 2016, las importaciones de EE.UU. desde China representaban el 21% del total; en 2024, bajaron al 13%. Ese mismo año, EE.UU. exportó a China productos como soya, farmacéuticos y petróleo, mientras que China le vendió productos electrónicos, computadoras, juguetes y baterías esenciales para los vehículos eléctricos.
Los teléfonos inteligentes representaron el 9% del total, muchos fabricados en China para Apple, una empresa estadounidense. El precio de las acciones de Apple cayó un 20%. Además, EE.UU. busca dificultar la importación de microchips avanzados desde China, claves para el desarrollo de la inteligencia artificial, tecnología que China aún no puede producir por sí misma.
¿Cuál es el futuro del sistema monetario mundial?
El sistema monetario global enfrentará cambios importantes. El economista Willem Middelkoop predijo en 2013 un cambio hacia un orden monetario multilateral. Veremos cuál será el desenlace de esta guerra comercial entre Estados Unidos y China.