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La forma sobre el fondo

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Recordemos que con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca de Estados Unidos, se generaron expectativas grandes, tanto en su propio país como en otras naciones del mundo.

Pero, en lo que toca a México en particular, sobre el tráfico de armas, la reforma migratoria, la corresponsabilidad efectiva en el combate al narcotráfico, poco o nada en realidad se vio (ni se ve hasta ahora).

Desde que Obama andaba en campaña, comenté que su magnificación era riesgosa. Dije que en el sistema estadounidense (como en el mexicano) hay límites evidentes y no se puede pedir peras al olmo.

Las expectativas desmesuradas se parecían, escribí entonces, al lamentable fenómeno del “voto útil” que llevó a la presidencia de México a Vicente Fox.

Escueto el mensaje, ciertamente dejó sin abordaje la diferencia de proporciones. Y quizás dio pie a una comparación un tanto injusta.

A FIN DE CUENTAS ¿LO MISMO?

Algunos colegas de la academia se inconformaron con mi opinión, algunos emitiendo juicios respetables y partiendo de lo que consideraban una evidencia: no era lo mismo Obama que los republicanos.

Pero lo medular era que Obama estaba sitiado por los intereses del gran capital.

Sus medidas de “rescate”, en su país, tuvieron como principales beneficiarios a banqueros y transnacionales.

Muchos de los responsables de la crisis mundial, la que Estados Unidos ha globalizado desde entonces, y antes, siguen gozando de beneficios indebidos; sus latrocinios, salvo uno o dos casos, siguen impunes.

ENOJO Y CONFUSIÓN

Pero, en efecto, así sea en la forma, no es lo mismo Obama que Trump y aquel dijo en alguna ocasión, en referencia a los responsables de las crisis del dinero en su país, que además se embolsaban jugosas “bonificaciones”: “no quiero suprimir el enojo… estoy enojado”, pero más enojada estaba y está la población más pobre de Estados Unidos.

La ira popular fue en ascenso y las imágenes del “tercer mundo”, aquel término que utilizó Sauvy como prolongación del “tercer estado” francés, se volvían cotidianas en la metrópoli. Sucedió entonces que la expresión del enojo, la descalificación del sistema político, la exigencia de cambios, paradójicamente, derivó al apoyo de uno de los exponentes más negativos de la oligarquía en Estados Unidos: Donald Trump.

A RÍO NI TAN REVUELTO

Detrás del enojo presidencial, las grandes firmas de todos modos hicieron efectivas las millonarias bonificaciones a sus ejecutivos, con algunas mermas para guardar las apariencias.

Y los millones que se embolsaron los bonificados causantes de la crisis fueron poca cosa, comparados con los cientos de miles de millones que el gobierno de Obama les entregó para “rescatarlos”.

Ese rescate, en estricto, vino a ser un aval, desde luego impropio, a quienes arrastraron a la debacle financiera a casi todo el mundo.

LUEGO LLEGÓ TRUMP

Desde Bush, si no es que antes, arribaron los estadounidenses, acostumbrados a descalificar a nuestros países por diversas razones, unas ciertas y otras no tanto, al Tercer Mundo. Al menos en lo que toca a la forma de resolver sus procesos electorales.

Bush perdió la elección por casi 300 mil votos populares y Trump igual perdió, por casi tres millones de votos pero, gracias a su sui generis sistema electoral, ambos llegaron a la presidencia de su país.

Y si bien Trump propició una suerte de pesadilla económica para varios sectores internacionales, no fue él quien decidió el rumbo de las finanzas mundiales, sino los dueños del dinero. Los de las metrópolis, que llevan mano, y los segundones de la periferia.

El propio especulador inmobiliario, que casi tomó por asalto la presidencia de su país, es obra de ellos.

Después de Trump, Joe Biden declaró su intención de enmendar el pasado reciente, con la misma ausencia de resultados positivos para México.

Y así seguimos.

EN EL TINERO

-Reciente investigación periodística revela que Credit Suisse, de Suiza, banco tenido como de los mejores a nivel mundial, manejó alrededor de 100 mil millones de dólares de procedencia ligada a la corrupción y otros ilícitos. Siempre alegaron que esos recursos eran legítimos. Lo mismo que hacen los grandes bancos en todas partes.

-En Estados Unidos la gente cada vez se da más cuenta de que el huevo de la serpiente está en el capitalismo rapaz. Hay que “humanizarlo”, pues. No vaya a ser. ([email protected]).

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Jorge Guillermo Cano

Jorge Guillermo Cano

Columnista

Jorge Guillermo Cano

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