Culiacán, Sinaloa.- Desatadas las fuerzas naturales, en el restablecimiento del equilibrio que el hombre tercamente altera, la tragedia llega en gran parte porque el humano ignoró las reglas y las acomodó a su arbitrio e interés.
El problema ahí es que no se está tratando con otros humanos, maleables y flexibles, sino con la naturaleza que no sabe de componendas y reclama sus espacios.
De común, donde golpean los fenómenos naturales quedan en evidencia los errores en la planeación de centros poblados, la negligencia de los aparatos gubernamentales y la prevalencia del interés privado, del lucro, que descompone los equilibrios.
Lo mismo en Estados Unidos que en todo el mundo del capital, donde siga la corriente, que seguirá.
Dicho no sea de paso, Estados Unidos ya es Tercer Mundo en varios sentidos.
Esa es la explicación de lo que les ha venido pasando en últimas fechas (aparte de Trump y sus fanáticos del Partido Republicano).
¿COMUNICACIÓN SOCIAL?
A otra cosa: no puede ser la imagen del poder relativo la que condicione actitudes de quienes, se supone, tienen a su cargo la comunicación social en parte alguna.
Se requiere en esos lugares de capacidad, conocimiento del área, trato inteligente y vocación de servicio.
En la comunicación social, si la es, no hay lugar para prejuicios o generalizaciones irresponsables que determinen conductas.
Desde hace muchos, los gobernadores de Sinaloa han dicho en su momento que la evaluación permanente de la función pública, y la actuación en consecuencia, serían divisas de su gestión.
Los funcionarios quedarían en sus puestos, o serían relevados, a partir de diagnósticos que recuperen la participación ciudadana.
¿Es el caso de la “coordinación de comunicación social” en Sinaloa?
CADA QUIEN SU SANTO
El problema real del PRI, nacional y local, es la preeminencia del interés particular sobre el colectivo, lo que en el fondo conduce adhesiones y discrepancias, apoyos y rechazos.
Grupismo clientelar, cotos de poder y cuasifeudos con el común denominador de la ausencia de principios compartidos, es lo que ahí priva.
Así, el futuro del PRI está prácticamente determinado por el ejercicio del poder relativo y las actorías, todas, pasan a segundo plano.
Asunto de ellos, desde luego, y que con su PAN y su PRD (literalmente) se lo coman.
Y NO SE QUIERE VER
Lo que la crisis evidencia es que los criterios de la Globalización para el desarrollo de nuestros países, cuando pasan a operar como divisa de los gobiernos, cuya función debe atender al interés general de la nación y no sólo de los particulares, no benefician al conjunto de la población.
Incluso las expectativas más socorridas en el esquema global, como la generación de empleos por la inversión extranjera, se diluyen ante la contundencia de la realidad.
Este conjunto de referentes, cuyas fuentes están fuera de toda sospecha de adhesión a la crítica radical, no pueden ser soslayados a la hora de repensar los objetivos del desarrollo nacional (y de las entidades, por supuesto).
LO QUE ES INCONCUSO
Hemos afirmado que con la llamada LAIPES se intentó salir al paso de las graves deficiencias que han venido prevaleciendo en el manejo de la información pública oficial; también, que en un marco de civilidad no sería necesaria.
Si los funcionarios de todo tipo y nivel que manejan recursos públicos cumplieran con su obligación elemental de proporcionar la información a quién lo solicite, respetando la Constitución, no se requiere una reglamentación adicional.
Lo que ahora estamos viendo, con todo y ley, es que las resistencias tienden a imponerse; se buscan subterfugios y de las llevadas y traídas “reservas” informativas se puede hacer verdadera muralla para que no se sepa lo que debe saberse, sin necesidad de trámite alguno.
A nadie escapa que hay maneras de ocultar incluso informando, lo vemos casi a diario; que existen estrategias y capacidad para maquillar y manipular datos que pueden resultar espinosos para las dependencias.
Por lo mismo, las exigencias de claridad, de absoluta transparencia, sin los brincos de Laipes y Ceaipes, son hoy el recurso necesario para que la ciudadanía, en estricto, defienda su derecho a ser informada con veracidad.
EN EL TINTERO
-Algunos políticos piensan que se puede difamar y calumniar sin prueba alguna. Pronto se verá que se equivocan.
-Se agradecen los comentarios de Don Arturo Espinoza. Cualquier lector que así lo decida puede hacer llegar sus opiniones y, para incluirlas aquí, se le entera de los términos, dado el caso. ([email protected]).