2025 trae consigo nuevos desafíos en el escenario global. Donald Trump, en su versión 2.0, está decidido a “recuperar la grandeza de Estados Unidos”. En este contexto, las últimas semanas han estado marcadas por tensión e incertidumbre para muchos países que enfrentan una creciente guerra comercial, con aranceles como herramienta central.
Hoy, los aranceles se utilizan como mecanismo de presión en las relaciones internacionales. Con un liderazgo fuerte y directo, Donald Trump vuelve a posicionar a Estados Unidos como actor dominante en la agenda global, influyendo en múltiples frentes.
En el caso de México y Canadá —sus principales socios comerciales—, la presión ha escalado. Washington ha insistido en que ambos países refuercen el combate al tráfico de fentanilo y adopten medidas más estrictas en materia migratoria.
Por su parte, China enfrenta una guerra comercial abierta con Estados Unidos. Su economía atraviesa una etapa complicada, y se estima que esta confrontación le costará alrededor de medio punto porcentual en su crecimiento económico, proyectando un avance del 4 % para este año y del 3 % para el siguiente. Alemania también enfrentará consecuencias: se anticipa que su crecimiento para 2025 será nulo.
¿Qué países se perfilan como nuevas alternativas?
Las tensiones comerciales también generan oportunidades. India, por ejemplo, podría consolidarse como la cuarta economía más grande del mundo, superando a Japón y quedando solo detrás de Estados Unidos, China y Alemania.
Sin embargo, a nivel mundial, los aranceles están generando un clima de incertidumbre. Se prevé que eleven los niveles de inflación e impacten negativamente en el crecimiento económico de manera progresiva. Este año, cerca de 54 países destinarán más del 10% de su presupuesto solo para cubrir intereses de deuda pública.
¿Qué sucede con la Unión Europea?
El retorno de Trump ocurre en un momento de desgaste político en la Unión Europea, donde dos de sus principales economías —Francia y Alemania— enfrentan crisis internas. El anuncio de nuevos aranceles por parte del presidente estadounidense a productos como vinos españoles y aceitunas ha encendido alertas en el comercio europeo, que ya enfrenta un panorama complejo y volátil.
Cabe recordar que Trump ya retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París durante su primer mandato, debilitando los compromisos globales frente al cambio climático. El escenario internacional actual es tenso y preocupante. A 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se perfila hacia una etapa de mayor fragmentación que unidad.
En Asia, varias naciones siguen dependiendo del respaldo militar de Estados Unidos. Japón, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas y Vietnam han sido aliados históricos de Washington, y se espera que en países como Japón y Corea se refuercen sus capacidades de defensa ante la incertidumbre geopolítica.
El regreso de Donald Trump podría reconfigurar profundamente las relaciones internacionales, estableciendo un nuevo orden global con cambios significativos en comercio, políticas climáticas y modelos democráticos.
En palabras de Carmen Colomina, investigadora senior del Centro de Investigación en Relaciones Internacionales (CIDOB):
“El 2025 puede ser un año de tregua, pero no de paz”.
Así, el mundo se encamina hacia una nueva distribución del poder en el tablero global.
La gran pregunta es: ¿será este un orden dominado por enfrentamientos comerciales o un sistema multipolar y más equilibrado?