Los productores agrícolas sinaloenses están molestos, y tienen razones suficientes para estarlo y de más para manifestarlo.
Por una parte el precio hasta ahora seguro para la cosecha de maíz a punto de levantarse no los satisface, y por otra se sienten burlados por las promesas que en campaña les hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre la cotización del grano.
En campaña el ahora presidente de la República les dijo a los maiceros la gansada de que la tonelada de ese grano, si el ganaba, estaría por encima de los 7 mil pesos. Si no le creyeron que subiera a tanto, sí esperaban un mejor trato.
Ahora resulta que ni tan siquiera el gobierno federal tiene en Sinaloa un delegado de la Secretaría de Agricultura que atienda a estos productores, con el que puedan dialogar y expresarle sus posturas y demandas. ¿Con quién dialogan los productores? ¿Con el gobernador, que se ha mostrado dispuesto a escucharlos, pero que no tiene facultad alguna para resolverles? ¿Con el delegado Jaime Montes, que no se ve por ninguna parte? ¿Con la presidenta de la Jucopo en el Congreso del Estado, líder de la fracción de Morena, Graciela Domínguez, quien ya descalificó de origen su lucha?
Están molestos los agricultores porque perciben una especie de menosprecio del gobierno federal a sus demandas, y mofa de parte de muchos que ahora están en el gobierno y que antes fueron sus aliados en la lucha que hoy convenencieramente descalifican.
Por todo ello se explica la movilización de productores agrícolas en diversos puntos del estado, colapsando por periodos el tránsito por la carretera federal en varios puntos, la toma de casetas y el acceso al aeropuerto internacional de Culiacán.
Esto lo hicieron pese a la amenaza del propio López Obrador en el sentido de que no les toleraría bloqueo de carreteras y toma de casetas, que de hacerlo simple y llanamente les aplicaría la ley.
Esto lo dijo AMLO mientras toleraba la toma de vías férreas en varios estados del país de parte de miembros de la llamada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que generó miles de millones de pesos en pérdidas, sin mover un solo dedo para precisamente hacer respetar la ley.
En el movimiento de este lunes hay de todos los partidos, incluso muchos agricultores congruentes que desde hace mucho han participado en la lucha agrícola que militan en Morena, otros que sin serlo votaron por López Obrador y los candidatos morenistas locales que lo acompañaban, y los menos que apoyaron a otros aspirantes y a otros partidos.
Eso diferencia esta lucha de la de los maestros de la CNTE que tomaron las vías del ferrocarril hace unas semanas con el beneplácito explícito del propio presidente de la República, y que en la elección de 2018 se pronunciaron masiva y públicamente por AMLO.
A los agricultores no les dan los números, y no han logrado una corriente de respaldo importante que permita modificar la postura del gobierno federal en cuanto al trato hacia la agricultura comercial, que es la que se practica en Sinaloa.
Los precios de todos los insumos que requieren los agricultores para hacer producir la tierra se han disparado, mientras que el precio de las cosechas prácticamente se ha estancado.
Incluso se ha dicho que los agricultores sinaloenses tendrán que esperar, que primero van los más vulnerables, aquellos con poca superficie y bajísimos rendimientos, a lo que los maiceros sinaloenses no se oponen, pero consideran que no es lo más justo para quienes más aportan a la cobertura de la demanda nacional.
Hoy los productores enviaron un mensaje fuerte al gobierno federal, de que están dispuestos a ir con todo en la lucha, y si de allá para acá llega la represión dando un trato diferente al que dio a los maestros de la CNTE, nada bueno se estaría diciendo a cualquier grupo que disientiera de AMLO y que pretendiera luchar por sus derechos a través de estas estrategias.
Ojalá y haya respuestas favorables a las justas demandas de los campesinos sinaloenses.
