Que nadie salga a presumir haber pronosticado par de victorias de Tomateros en Ciudad Obregón. La gran mayoría –si no es que todos- no daban muchas esperanzas de que los Guindas al menos sacaran triunfo de la casa de los Yaquis después del gran papel que realizó la tribu en todo el calendario y por la forma como eliminó a los Charros.
En esa hazaña hubo muchos culpables, pero el más “descarado” de todos fue Jesse Castillo que no tuvo ningún respeto sobre lo que se supone era la mejor arma de Obregón; el pitcheo abridor.
Castillo se echó al hombro a la tropa de Benjamín Gil, y no faltaron las opiniones en torno a que el refuerzo adquirido de los Algodoneros debía ocupar la posición de honor en el orden al bat. El Jesse remolcó siete carreras en ese par de duelos y sus batazos fueron tan contundentes como oportunos, primero para remontar un marcador adverso de cinco carreras en el choque inaugural, y luego con su sello característico ponerlos de nuevo en ruta al triunfo.
Un servidor era de los que no esperaba esos dos triunfos. Con un serpentinero del calibre de Héctor Velázquez y la gran promesa Faustino Carrera, las posibilidades de regresar con dos victorias eran tan difícil como querer pegarle al Melate sin comprar boleto. Pero falló el ligamayorista y también el novato.
Tampoco había que esperar mucho de un Anthony Vázquez cuyas últimas salidas habían sido de tira y agáchate. Al norteamericano le estuvieron haciendo contacto con mucha facilidad, le ven la esférica como melón y le han tocado varias veces el pentágono. No es ni la sombra del zurdo dominante que vimos todavía hasta el invierno pasado.
En cambio, el chamaco de San Pedro, Edgar Arredondo, estuvo muy sólido, con temple, agallas y mucho control. Lanzó el miércoles tal vez el juego de su corta vida en este circuito. Dominó a placer y digamos que esa noche se graduó.
En la serie Hermosillo vs Monterrey podemos decir que allí sí se impuso la lógica. Los Naranjeros ganaron los dos encuentros, pero con marcadores apretados. Los Sultanes tienen para darle pelea, pero creemos que no tanto como para dejarlos fuera de la serie final.
Séptimo. Retomando el tema de Castillo, a muchos no les agradó verlo de séptimo bat. Pero solo el que jala la carreta sabe lo que lleva. Aunque en este caso no se trataba de ser un erudito para darle la razón al timonel, este lo colocó allí no por respetar la jerarquía de Joey Menéses, sino tal vez porque se le iban a empalmar dos zurdos; Castillo y Elizalde.
Pero aquí la lógica también falló. Castillo le bateó a los zurdos.
Con Jesse en el orden al bat la ofensiva de Culiacán es ahora más respetable, y si no, pregúntenle a Velázquez y Carrera. Había un hueco muy importante que se tapó, con todo el respeto para Alan Sánchez, Jesús Fabela y el inspirado Francisco Lugo, a quienes Gil alternaba pero que ahora se vieron sustituidos por el aporreador zurdo.
Ahora hay que admitir que la ofensiva de Culiacán es posiblemente la mejor entre los contendientes a ganar un boleto a la final.