No descubre el hilo negro Oxfam, pero sí pone una vez más en evidencia lo que es incuestionable: el abuso sistemático del capital mundial (también nacional y local, desde luego) y sus obscenas “ganancias” mientras se dé la complicidad de los gobiernos.
Oxfam Internacional se fundó en 1995, por organizaciones no gubernamentales independientes, con el objetivo de contribuir a la reducción de la pobreza y la injusticia.
Su nombre proviene del Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxford Committee for Famine Relief) que empezó a operar desde 1942 en Inglaterra. Actualmente, Oxfam tiene sedes en 21 países (entre ellas la de México) desde Australia hasta Corea del Sur.
Pues bien, en reciente informe, Oxfam denuncia que, por primera vez en un cuarto de siglo, “el mundo vive el aumento simultáneo de la riqueza y la pobreza extremas, al grado de que el uno por ciento de la población más acaudalada ha acaparado casi dos terceras partes de la riqueza generada en los años que lleva la pandemia de COVID, mientras más de 820 millones de personas, aproximadamente una de cada 10 en el planeta, pasan hambre”.
EXPLOTACIÓN Y COMPLICIDAD
La explotación sólo ha cambiado de fachada, ya se sabe, y con esa matriz, la desigualdad se ha disparado de manera que, sin exagerar, se puede calificar de criminal: la riqueza de los grandes multimillonarios, a nivel mundial, aumenta 2 mil 700 millones de dólares cada día, mientras que los salarios de mil 700 millones de trabajadores, se estancan y quedan por debajo de inflación.
Los grandes potentados, cuya ofensiva riqueza se les debe a los trabajadores, siguen sin pagar los impuestos que debieran cubrir, se benefician fiscalmente y, en cambio, se persigue a los pequeños emprendedores que, en realidad, siguen siendo los principales contribuyentes.
LA INSOLENTE RIQUEZA
La insolencia de los grandes ricos mexicanos, que lo son gracias a las ventajas indebidas, ilegales en el fondo, que el gobierno les da, y a la explotación laboral, se ilustra en la expresión del privado iniciativo mexicano, Raúl Salinas.
“Me va a llevar 1.3 minutos de mi vida recuperar esos $750,000 pesos” (que debe pagar por una demanda en su contra, que perdió) dijo hace unos días, y en el colmo de la estupidez, hubo quienes se lo festejaron.
De manera cínica, Elektra, una de las empresas de Salinas, se negó a pagar por la demanda que perdió y hubo necesidad de embargarle algunos productos, motocicletas y una pantalla, para cubrir el adeudo.
Como a “modernos” tendajoneros.
Y en el fondo eso es, lo entiendan o no, lo que “defienden” los manifestantes de ayer.
EN EL TINTERO
-El prianredé no es más que el instrumento (provisional) de la plutocracia mexicana y sus epígonos. Con marchas o lo que sea, se proponen recuperar los privilegios, explotando, en no pocos casos, la ingenuidad y la incultura política. De los promotores, ya se sabe: el crudo interés para seguir esquilmando al país.
-Raya en el cinismo, y ofende al simple entendimiento, el “deslinde” panista con García Luna; también de sus socios, otrora impensados en lo político (que en el negocio andaban juntos) del PRI y el PRD.
-No para el descarado robo en las casetas de peaje de Sinaloa, con la evidente complicidad oficial.
-Más de 800 mil millones de dólares, el presupuesto militar de Estados Unidos. Hay que usarlo y para eso están las guerras.
-No hallan cómo recomponer la crisis de su democracia sui géneris en Estados Unidos y le quieren enmendar la plana a México.
-Y los coloniales ingleses, con sus exigencias democráticas papaloteras.
-No lo hace ni lo hará el gobierno de Estados Unidos, pero lo puede hacer el de México: investigar los andares de la DEA, el FBI y la CIA y no sólo en el caso del narcotráfico.
-Imparable el deterioro social, cultural y político en nuestro país. Increíble la cantidad de tonterías y estupideces en las llamadas “redes”, la promoción del vicio y la enajenación, con la complicidad de los “medios” y la oficialidad tiktokera en el sainete. Así estamos ([email protected]).