Culiacán fue plaza de Primera División en la Liga MX hace algunos años. El equipo ascendió y descendió por sistema de competencia aunado a las pésimas campañas. Su regreso al máximo circuito fue truncado antes de que los dueños del balón decidieran eliminar la pérdida de la categoría cuando algunos grandes estuvieron en riesgo.
Los equipos que tampoco pudieron brincar esa tablita quedaron atrapados en una categoría que tiene tintes de formación más que otra cosa. Y mientras que los directivos no permitan que el ascenso regrese, la mayoría de ellos podrán pasarse años y años compitiendo en una Liga que, indudablemente, a muy pocos les interesa como aficionados.
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Algunos clubes siguen levantando la mano y luchando porque se restablezca el derecho de brincar a la Primera Nacional, pero sus reclamos no tienen respuestas. Abolir el descenso provocó una zona de confort para la mayoría, por no decir que todos, porque no se corre el riesgo de una catastrófica devaluación en cuanto al valor de la franquicia.
Las luchas por romper esas cadenas continúan, pero son más los obstáculos que frenan sus deseos y propósitos.
Los Dorados y su efímero cociente los hicieron desaparecer del mapa en el 2016. Regresaron a la Liga de Ascenso, que de ascenso no tiene nada, y parecen perpetuarse en un circuito que por automático los sentenció a jugar prácticamente con un escenario donde la ausencia del público es más notoria que sus resultados en la cancha, que, dicho sea de paso, tampoco son buenos.
Al pasar a formar parte del dueño de los Xolos de Tijuana, como franquicia los Dorados se han convertido en una sucursal o academia de formación para dicha organización. Culiacán le es más útil en la Liga de Expansión –que tampoco de expansión tiene nada, porque en cada campaña hay ausencias- que en la máxima categoría.
Tal vez esa sea la razón por la que hoy Dorados no aparezca en esa lista de equipos con posibilidades de recibir la certificación de la Liga MX para tener derecho a ascender en caso de que les regresen ese derecho, que, según dicen, podría darse el año próximo.
Por lo pronto, se habla de que solamente el Atlante reúne los requisitos para volver a la Primera División, pero que en la fila de trámites están el Morelia, Leones Negros, Mineros, Venados de Yucatán y Celaya.
¿Qué tienen algunas de esas plazas que no tenga Culiacán? ¿Acaso las condiciones del estadio son un impedimento? ¿Acaso como sede no funcionó? ¿Será entonces un conformismo de los dueños?
Pienso y considero que el mayor obstáculo no está en sus instalaciones ni en lo económico, porque eso es lo que le sobra al dueño de los Xolos. Más bien creo que el club es más útil como filial y por ende allí debe continuar.
Cuestión de esperar.