Se disputaron los juegos de ida en las semifinales del Clausura 2025, y en apariencia Toluca y Cruz Azul han tomado una ligera ventaja que podría llevarlos a disputar una final inédita de la Liga MX. Nada parece detenerlos en ese objetivo cuando han sido los equipos que mejor están jugando en este torneo.
A ambos les bastará un empate en los choques de vuelta para situarse en esa instancia, mientras que América y Tigres tienen la imperiosa necesidad de ganar o se habrán despedido, uno, del sueño de un tetracampeonato, y el otro, de recuperar aquellos años gloriosos y dominantes que escribieron una brillante página.
Siento que los Diablos Rojos avanzarán caminando, mientras que el Cruz Azul y su técnico Vicente Sánchez medirán fuerzas no solamente en la cancha, sino en estrategias ante un Jardine que sigue sorprendiendo en sus alineaciones, aunque muchas veces motivado por lesiones de gente importante en los momentos más inoportunos.
Pero el arbitraje sigue jugando un papel fundamental en las llaves de liguilla, con polémicas que pudieran ponerle ese asterisco que nunca falta en las victorias, principalmente en las del América, etiquetado por “tener” siempre como principal aliado a los silbantes y la comisión a la que pertenecen.
En los dos encuentros hubo argumentos que evidenciaron los criterios no unificados de un cuerpo colegiado que cada vez más sobresale por las dudas que por los aciertos. Dirán muchos que son humanos, que pueden equivocarse, pero no de la forma como lo están haciendo. Vaya, ni el VAR los convence.
Una vez más afloran esos criterios que tienen unos con otros, cuando es de suponerse que aplicar el reglamento debe ser idéntico. Por ejemplo, en el choque América-Cruz Azul hubo una mano clara dentro del área que no se sancionó con la pena máxima a favor de las Águilas.
Unos exárbitros profesionales opinaron diferente después de cada juego: algunos con que, en el caso de esa falta (la mano) nunca sería penalti, mientras que otros se fueron con todo contra el silbante, indicando que cometió un garrafal error.
Pero el colmo de los colmos fue en la jugada en la que Riveros pudo haber lesionado a Álvaro Fidalgo: para unos fue una simple jugada imprudencial, en tanto que otros la consideraron muy agresiva. La expulsión dio motivo a que los que no simpatizan con el América, la consideraron como una acción en la que el arbitraje nuevamente salió en ayuda de los emplumados. En fin.
Lo cierto es que al menos en la vuelta del América-Cruz Azul, habrá un excelente y vibrante partido, que cambiará de ritmo e interés de acuerdo a como se mueva o no el marcador.