Culiacán ha estado en la mira por muchas razones, pero esta vez tenemos una noticia que nos invita a ver más allá de lo que nos duele. Nuestra ciudad, con todos sus retos y cicatrices, acaba de dar un paso importante al integrarse a la Red Mundial de Ciudades del Aprendizaje de la UNESCO.
¿Qué significa esto? Que nos están poniendo en la mesa una herramienta poderosa: la educación, esa que transforma, que abre puertas y que puede ayudarnos a salir adelante de verdad.
Aquí no se trata solo de que los jóvenes vayan a la escuela —que ya es de por sí muy importante—, sino de que todos podamos aprender, crecer y tener oportunidades.
Que el agricultor encuentre formas de mejorar su trabajo, que las mujeres emprendan, que los niños sueñen más allá de lo que hoy ven. La educación no es un lujo, es la única salida que tiene esta ciudad para dejar atrás lo que tanto nos pesa.
Veamos ejemplos cercanos. Bogotá y Medellín, ciudades que también han sufrido su buena dosis de violencia, decidieron apostarle a la educación. Y ¿qué pasó? Cambiaron su historia. Se enfocaron en abrirle espacio a la cultura, al arte, a las ciencias. Lo que antes eran zonas de peligro ahora son bibliotecas, centros comunitarios, lugares de aprendizaje. Culiacán puede y debe ir por ese camino.
En esto ya hay gente que está apoyando. El alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil le está apostando a construir un Culiacán más seguro y más incluyente. Y con el apoyo de personas como Leticia Clouthier, Carmina Medina Peña y varios empresarios que llevan años aportando recursos para que la educación y la cultura sean prioridad.
La violencia que vivimos tiene muchas raíces, pero si hay algo que sabemos es que mientras no haya educación, no habrá salida viable. ¿Qué pasa con los jóvenes que no tienen opciones? Pues caen en las manos equivocadas. ¿Qué pasa con las comunidades que no tienen acceso a oportunidades? Se quedan atrapadas en la pobreza y en el miedo.
Por eso necesitamos herramientas como esta red de aprendizaje, porque es una apuesta al futuro. Está claro que esto no va a cambiar de un día para otro. Pero lo importante es sumar esfuerzos.
Hoy se nos abre una puerta para trabajar juntos, como sociedad, para que Culiacán sea una ciudad donde las oportunidades lleguen a todos. Una ciudad donde las madres no tengan miedo de enviar a sus hijos a la escuela, donde los jóvenes encuentren opciones para crecer, y donde las familias puedan vivir en paz.
Apostemos por la educación, porque ahí está la única salida que realmente vale la pena.