En las próximas horas el partido Morena dará a conocer el nombre de su candidato, o candidata, a la gubernatura de Sinaloa.
Si Gerardo Vargas Landeros es el designado, sólo se estará confirmando que en materia política ya cualquier cosa puede pasar, y que contrario a lo que dicen quienes se definen de la 4 T, son exactamente iguales a lo que tanto han criticado y en lo que fincan su razón de ser.
Todo está al margen de convicciones e ideologías. Las muestras se han desatado las últimas semanas. Sergio Torres, con una larga y exitosa carrera en el PRI sale y se incorpora a Movimiento Ciudadano, del que será candidato a gobernador, pese a sus escasas posibilidades de triunfo, pero sí con la suficiente fuerza como para descarrilar otros proyectos.
Roberto Cruz, ex diputado panista, protagonista del proyecto malovista en 2010 y funcionario de ese gobierno, se convierte en representante de Movimiento Ciudadano en Sinaloa.
El ex diputado local y ex candidato a alcalde de Ahome por el PAN, Miguel Ángel Camacho, anuncia su incorporación a Movimiento Ciudadano y ya será candidato de nuevo a la presidencia municipal.
Gerardo Vargas quiso ser candidato a gobernador en 2016 y a senador de la República en 2018, en ambas ocasiones por el PRI. Ha hecho un gran trabajo de promoción personal desde que dejó primero al PRI y luego de que abandonó el proyecto de Redes Sociales Progresistas, y anunció que sería candidato a gobernador de Sinaloa por Morena, partido al que afirma se afilió en 2017.
Y claro que puedo haber ganado la encuesta, pero de eso a que pueda sumar a la base morenista a su candidatura es otra cosa. No veo a los militantes volcados a las labores de campaña, aunque muchas cosas que nunca habíamos visto en política ahora las estamos viendo.
El retraso en la nominación de Morena para el gobierno sinaloense es consecuencia de una evidente medición de fuerzas al interior del partido. Y no de cualquier fuerza. Y no de fuerzas locales. De ligas mayores.
Algo muy fuerte pasó el miércoles pasado en la capital, que llevó a reacciones inmediatas en Sinaloa, desde los ataques de Guillermo Benítez “El Químico”, la intentificación del activismo en el equipo del senador Rubén Rocha Moya y el tardío y débil posicionamiento de la fracción legislativa de Morena en contra de Vargas Landeros.
Mientras tanto Imelda Castro prudente, cerró su participación en redes sociales desde el pasado 15 de diciembre, no ha dado entrevistas y mantiene una postura de mucha prudencia. Sus posibilidades se centran en la cuestión de género, y no son pocas.
Pero si Gerardo Vargas es el candidato de Morena, teniendo en contra a la inmensa mayoría de la militancia morenista, con razón o sin ella, no quedará la mínima duda de que, efectivamente, ya en política cualquier cosa puede pasar.
