Culiacán, Sinaloa, 08 de marzo 2021. El martes de la semana pasada, el director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero, anunció que no renovará contrato con la “calificadora” de deuda, Fitch Ratings, a la que se le venían pagando 350 mil dólares (no se aclara la periodicidad de ese pago).
Pemex mantiene tres contratos con otras empresas de ese tipo y, si el pago es similar, estamos hablando de más de un millón de dólares que se llevan esas agencias extranjeras.
Pero no solo Pemex tiene contratos con “calificadoras”, también otras dependencias del gobierno federal (y en los estados) por lo que el costo de esos servicios puede ser muy alto para el erario.
Romero dijo que, en el caso de Pemex, esos contratos (cuatro) les fueron heredados y cancelan el que se acaba de vencer. La actual administración ya tiene más de dos años, por lo que suponemos que la contratación es por más tiempo que ese periodo. De no ser así, el gobierno actual la debe haber renovado.
Como sea, Pemex se queda con tres onerosas “calificadoras”, de muy discutible beneficio para México. Que “no hay necesidad de tener tantas”, dijo el titular de Pemex, pero en realidad ninguna se ocupa.
LAS DESCALIFICADAS
Como ya lo hemos señalado varias veces durante los últimos años, Moody’s, Standard&Poor’s y Fitch son “las tres grandes” entre las agencias “calificadoras” globales. Las dos primeras son las más influyentes y la tercera tiene menor influencia, aunque no deja de ser considerada entre las principales.
De las tres, sus “calificaciones de riesgo” de países, corporaciones y, en general, entidades que manejan recursos e inversión, tanto pública como privada, se toman como indicadores importantes en los mercados financieros.
Una descalificación puede ocasionar serios problemas a Estados nacionales, no porque corresponda a la realidad en sí, sino por las dinámicas que prevalecen en un mundo financiero regido por la especulación más rupestre.
Esas tres “calificadoras de riesgo” están controladas por accionistas vinculados al aparato bancario y bursátil, de Estados Unidos, principalmente, y también son gestoras de activos.
En evidente conflicto de interés, muchas empresas que son propiedad de los accionistas de las “calificadoras”, son usuarias de sus propias agencias.
EL GRAN NEGOCIO ESPECULATIVO
Según su propia información, Standard and Poor’s, al igual que Moodys’s y Fitch, obtienen “ingresos operativos” de miles de millones de dólares al año y, en la última década, se estima que las ganancias de las “tres grandes” se han duplicado en relación al periodo previo.
Esas agencias califican y descalifican, según sea el caso, cobrando muy bien (como por primera vez se ha revelado en México) pero gobiernos y dependencias (como todo indica seguirá, con una menos) les siguen pagando.
COLUSIÓN Y CONFLICTOS DE INTERÉS
La colusión y los conflictos de interés entre las calificadoras y sus clientes (muchos son sus propios accionistas) ha sido denunciada de manera reiterada, de modo que sus “recomendaciones” están bajo fundada sospecha de manipulación.
Es el caso de la que emitió no hace mucho Fitch Ratings, advirtiendo que quitar algunas comisiones bancarias, como propusieron algunos legisladores en México, “podría ser negativo para el país y afectar la inclusión financiera”.
Según Fitch, la propuesta (de morenistas) en el Senado de la República, de cancelar el cobro de ciertas comisiones bancarias a los clientes, afectaría directamente a la banca (a sus desproporcionadas ganancias, en efecto) y la agencia afirmó que “la rentabilidad de los bancos mexicanos podría reducirse pues el ingreso por comisiones es una fuente importante de ganancias”.
En efecto, Fitch citó que “tan sólo el ingreso por cobro de comisiones ascendió en 2017 a más de 108 mil millones de pesos, 8 por ciento más que en 2016”. La defensa del interés bancario, leonino, dejó claro a quien sirve Fitch y, a la postre, la propuesta de quitar comisiones no ha prosperado.
Pemex ha cancelado un contrato con las “calificadoras”, pero en estricto los debería cancelar todos. Si todavía hay quienes las defienden, discutamos entonces a profundidad el asunto.
¿ENMENDAR PARA SEGUIR GANANDO?
No hace mucho, el presidente Andrés Manuel López Obrador había celebrado que Fitch Ratings ratificara la calificación crediticia de México, lo que significa “que hay un reconocimiento por el manejo responsable de las finanzas públicas”, dijo.
También el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, se refirió a que la calificadora estaba reconociendo “el marco macroeconómico estable y el marco sólido de las finanzas públicas”.
Todo indica que Fitch advertía el riesgo de la cancelación y trató de quedar bien con el gobierno mexicano, al que ha descalificado muchas veces.
Vamos a ver ahora qué sigue.
EN EL TINTERO
-Murió nuestro gran amigo y asiduo lector, José Manuel Arredondo, quien siempre se distinguió por su educado trato al defender sus convicciones y su don de gentes. Nuestra solidaridad con los suyos. Adiós, compañero. (email: [email protected]).