En el cine, los términos reboot y remake tienen connotaciones distintas. Un reboot es el replanteamiento de una historia conocida, pero desde otra perspectiva. Por ejemplo: Los Cazafantasmas tuvieron un reboot hace algunos años con la participación enteramente de un elenco femenino y una historia completamente nueva que poco o nada tenía que ver con la película de los ochenta. Fue una visión distinta a la historia original. Otros ejemplos de reboot son las películas de Spiderman, cada vez que cambian a sus protagonistas. Son sus propios universos.
Por otro lado, el remake significa hacer la misma historia con muy pocos cambios en la narrativa, pero con actores distintos. Un ejemplo de esto son los Live Action de Disney: La Sirenita, Pinocho, El Rey León, La Bella y la Bestia, etc. En el caso de las secuelas, es más fácil identificarlas. Son simplemente continuaciones de las obras anteriores: Terminator 2, Rambo 2, Mulán 2, Moana 2, Duro de Matar 3, Star Wars Episodio III, etc.
Siempre es interesante arrancar un nuevo año. Para muchos, significa borrón y cuenta nueva; por lo menos, en cuanto a seguimiento de resultados, cada inicio de año representa la oportunidad estadística de hacer mejor las cosas respecto al mismo periodo del pasado inmediato. En otras palabras, 2025 es un reboot estadístico. Arrancamos de cero en cuanto a inflación, asesinados, crecimiento económico, etc. Desde luego que importa la tendencia de los meses anteriores, pero siempre hay un dejo de oportunidad cuando los números arrancan desde abajo.
Para el 2025 se espera un reboot en el sistema judicial. En junio, tendremos elecciones para jueces, magistrados y ministros. El Sistema Judicial mexicano será reconstruido (eso no significa que sea mejor, simplemente será diferente). Como buen reboot, mantendrá algunos de los elementos que lo caracterizan, pero tendrá un universo completamente nuevo. En la categoría de reboot también habrá que considerar la desaparición de los organismos autónomos.
El INAI, por ejemplo, estará sectorizado en la Secretaría Anticorrupción. El derecho a la transparencia no desaparece, pero el gobierno decidirá qué tanto otorgar ese derecho o no.
Del lado de los remakes, casi toda la 4T lo es. Es un remake de políticas setenteras, sobre todo en el tema económico. El próximo año tendremos el remake de un Estado dueño de empresas, la enorme mayoría de ellas deficientes. Tendremos el remake de una CFE y PEMEX como monopolios exclusivos en sus respectivas ramas. Algunos de los personajes ni siquiera cambian; son los mismos de las entregas anteriores. Remake también será la forma de control político del priismo de finales del siglo XX. El gobierno sigue presentando las mismas historias de décadas pasadas con un éxito arrollador, sobre todo porque toca las fibras de la nostalgia priista estatista. Los remakes exitosos siempre tienen en común la nostalgia como estrategia de marketing.
Las secuelas para el 2025 se esperan principalmente en el tema de seguridad. Este año será una continuación del anterior. La guerra entre bandas de crimen organizado se mantendrá con nuevas entregas en la saga. En Sinaloa, Tabasco, Chiapas, Guanajuato, Jalisco y Baja California estarán envueltos en secuelas de sus propias guerras. La historia seguirá sin alterar de manera importante, y no se ve forma de un cambio de rumbo. Otra de las secuelas para 2025 seguramente se darán en el sistema de salud. No hay forma de que el cuento sea diferente. Los problemas en la distribución de medicamentos y acceso a la salud serán recurrentes. Por último, la secuela económica es de esperarse: bajo crecimiento económico, presiones al tipo de cambio y aumento del déficit. Misma historia. Mismos resultados.
En el ámbito internacional, nos espera un remake, reboot y secuela al mismo tiempo. La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos será un remolino de situaciones que mezclará antiguos temores del pasado con mucha ansiedad por el futuro. La presidencia de Trump será un reto mayúsculo. Tendremos que escudriñar el pasado para retomar lo que fue exitoso con Trump y, al mismo tiempo, repensar nuevas estrategias para enfrentar los retos de una relación complicada con nuestro vecino del norte.
Sea cual sea la película que nos toque: Reboot, Remake o Secuela. Deseo que este 2025 sea mejor para todos ustedes. Agradezco mucho el privilegio de su tiempo para leer mis desvaríos. Desde este espacio hago llegar todos los parabienes posibles y que a nadie le falte lo indispensable para ser feliz.
¿Usted qué opina, amable lector? ¿Reboot, Remake o Secuela para 2025?