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La violencia en la familia y el camino al feminicidio

Mtro. Jesús Rojas Rivera [email protected] “El feminicidio cometido en la colonia Capistrano narra la historia más tristemente común en Sinaloa, violencia familiar que escala a la...

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Mtro. Jesús Rojas Rivera

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“El feminicidio cometido en la colonia Capistrano narra la historia más tristemente común en Sinaloa, violencia familiar que escala a la expresión más cruda y perversa. No hay autoridad que pueda detener este comportamiento delictivo que en los últimos años se ha incrementado en más del 300% y donde el 84% de las víctimas son mujeres”

Era una discusión de madrugada en la colonia Capistrano al sur de Culiacán, lo que comenzó con reclamos se elevó a insultos, empujones, jalones y golpes. La violencia familiar o domestica siempre es gradual, comienza con celos, bromas hirientes, descalificaciones que pronto suben de tono a ofensas, amenazas e intimidaciones. Después vienen los chantajes, las extorsiones de pareja y los golpes y amenazas de muerte. El peligroso camino de la violencia domestica nunca termina en nada bueno, porque en negras noches como la del domingo 22 de agosto, la discusión final puede terminar en un feminicidio.

La señora Carolina era una gran persona, vecina atenta, madre cariñosa, abuela amorosa. Dicen los que la conocieron que era incluso una buena suegra que poco intervenía en los asuntos de su hija y pareja. Hasta donde se sabe, ese día acudió a recoger a sus nietos porque sus padres tenían una discusión muy fuerte. Para la Coordinación General del CESP, la violencia familiar se ha convertido en el problema de seguridad pública a resolver con mayor prioridad, porque es el punto de partida de múltiples delitos que afectan principalmente a las mujeres y los menores. Por segundo año consecutivo este delito fue el de mayor incidencia en Sinaloa, y las estadísticas muestran que la violencia en los hogares se ha incrementado en un 354% en los últimos 11 años.

Esa madrugada en la calle misión de California las cosas ya estaban mal y se estaban saliendo de control, de nuevo la víctima era una mujer, la hija de doña Carolina, se repetía el patrón de conducta violenta como en el 84% de los casos. Para el Observatorio Ciudadano del CESP, son los municipios de Ahome, Guasave y Culiacán los focos rojos porque en ellos se registran el 78% de los casos denunciados, con un nivel de impunidad del 98.76%.

Lamentablemente en Sinaloa, menos de 2 mujeres de cada 100 que denuncian violencia en sus hogares, reciben justicia.

Carolina cruzó la calle cuando aún se escuchaban los gritos, fue recibida a balazos por un policía estatal fuera de servicio que decidió usar el arma que la corporación le asignó para proteger a los ciudadanos, en contra de su suegra, quien, por supuesto iba desarmada, con la única intención de recoger a sus nietos para que no presenciaran, de nuevo, las crudas escenas de la violencia contra su madre. Se cometía entonces el feminicidio numero 35, uno más en la larga lista que nadie puede detener. Según los datos oficiales, 4 de cada 10 feminicidios se comenten con arma de fuego como en este caso, que es doblemente doloroso porque las balas accionadas venían de un arma de cargo, puesta por la autoridad en manos del presunto homicida.

Las víctimas de feminicidios en Sinaloa son de todas las edades. En el último año el 11% fueron niñas y adolescentes entre 10 y 17 años, 33% mujeres jóvenes entre 18 y 29 años, 37% de entre 30 y 44 años y un 7% mujeres mayores de 60 años. En este caso las autoridades detuvieron al presunto responsable quien enfrentará el cargo que podría ponerlo 50 años en prisión, para hacer justicia a doña Carolina viene un proceso muy largo para su familia; investigaciones, diligencias, citatorios, comparecencias, la defensa y los careos con el acusado.

Sobre lo que viene, pregunté a una colega experta que lamenta profundamente el caso, y me dice que lo que sigue es exigir justicia con perspectiva de género. “Con elementos que protejan los derechos humanos de las victimas indirectas -la hija, los nietos y la familia- para que sean acompañadas en todo momento por la autoridad, se repare el daño de la manera más justa y se evite en todo momento la revictimización”.

Ahora toca preguntarle a la Fiscalía General del Estado, a la Comisión Estatal de Víctimas y el Poder Judicial de Sinaloa, si tienen los protocolos y las capacidades institucionales para atender como es su derecho a cada ciudadano, y en particular a cada mujer que merece recibir lo que las leyes y los tratados internacionales obligan, no solo es justica a secas, es justicia con perspectiva de género y eso es un tema del que todos tenemos que aprender. Luego le seguimos…

Fuente: Internet

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Jesús Rojas Rivera

Columnista

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